Las encuestas electorales de esta semana muestran un mayor apoyo para el candidato presidencial que purga una condena de la cárcel, Luis Inácio Lula da Silva. Como resultado, el real retrocede por el temor a que eso se traduzca en una victoria electoral del partido izquierdista de los Trabajadores, el culpable según muchos de la desaceleración económica de Brasil.

Las primeros sondeos desde que la semana pasada empezó oficialmente la campaña para las elecciones de octubre reflejan un creciente respaldo a Lula da Silva, un populista que retiene un inmenso apoyo entre los pobres del país.

Si bien la condena por corrupción de Lula da Silva probablemente lo deje afuera de la votación, las encuestas indican que podría transferir suficientes votos a su posible reemplazo, Fernando Haddad, lo que le daría al ex alcalde de San Pablo una fuerte chance en la segunda vuelta electoral.

El real brasileño retrocedió 5% el martes y el miércoles antes de rebotar levemente.

Es probable que haya más volatilidad en el mercado antes una elección que muchos ven como decisiva para Brasil, mientras la economía más grande de Latinoamérica se esfuerza por emerger de la peor recesión de su historia.

"Creemos que es muy probable que el real brasileño se conduzca por un sendero más débil en las próximas semanas", escribió en un informe Mario Castro, el estratega de Latam en Nomura. Agregó que Haddad es el candidato menos elegido en un sondeo de participantes del mercado.

El próximo presidente tendrá que impulsar reformas cruciales apuntadas por ejemplo a frenar los inmensos déficits presupuestarios del país y modificar el costoso e injusto régimen previsional. De lo contrario, se corre el riesgo de que la economía se deslice más hacia la estanflación.

"Estamos suponiendo al actual nivel de calificación crediticia que el gobierno va a tomar las acciones", dijo Sebastián Briozzo, director de S&P Global Ratings. La agencia tiene calificado a Brasil en el grado basura BB-. "Para el mediano plazo, necesitaremos medidas más profundas".

Las últimas encuestas muestran por primera vez lo que muchos inversores ven como escenario de pesadilla: la posibilidad de un enfrentamiento entre los dos extremos de la tan polarizada política de Brasil, entre Haddad del partido de los Trabajadores (PT) y el candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro.

Haddad tiene sólo cerca del 4% de los votos, mucho menos que otros principales candidatos. Pero las encuestas indican que el apoyo a Lula da Silva creció abruptamente de 30% en junio a 39% en agosto, según la encuestadora Datafolha.

Se espera que los tribunales no le permitan presentarse como candidato y que Lula da Silva dé un paso al costado y habilite a Haddad el 17 de septiembre, la fecha límite para que los partidos cambien a sus candidatos presidenciales.

En el sondeo de Datafolha, el 49% de los consultados dijo que votaría o podría votar al candidato sugerido por Lula da Silva, lo que eleva las esperanzas de Haddad, profesor universitario y ex ministro de educación del PT.

"Si los votantes de Lula son suficientemente leales como para cumplir con su sugerencia de votar a Haddad, probablemente éste gane en la segunda ronda", escribió Tony Volpon, analista de UBS, en un informe.

Hace sólo dos años, el PT quedó desacreditado por los escándalos de corrupción y la recesión. Pero está recuperando la simpatía de los votantes que consideran injusto que Lula da Silva esté en prisión con el argumento de que sus rivales políticos siguen libres pese a que también enfrentan serias acusaciones de corrupción.

Los votantes de la izquierda son también inmensamente críticos del juicio político que le hicieron a Dilma Rousseff, también del PT, en 2016.

"Dos cosas han salvado al PT, el impeachment a Dilma y la condena a prisión de Lula", dijo Chris Garman de Eurasia Group. "Si no fuera por esos dos hechos, el PT estaría diezmado en estas elecciones".

Las encuestas muestran que Bolsonaro, ex capitán del ejército y legislador, lleva la delantera en una elección sin Lula da Silva, con sólo 22%, comparado con el 19% de junio. Si puede mantener este apoyo, probablemente gane en una segunda vuelta electoral.

Datafolha lo muestra derrotando a Haddad en el ballotage. Pero perdería si se enfrentara a los otros principales candidatos la ambientalista Marina Silva, el candidato izquierdista Ciro Gomes y el favorito del mercado Geraldo Alckmin de centroderecha.

Alckmin, hasta hace poco gobernador del estado más rico de Brasil, San Pablo, por el momento se queda atrás en las encuestas, pero algunos aseguran que es demasiado temprano para darle de baja.

El 31 de agosto, los partidos comenzarán a emitir sus spots publicitarios por televisión. El tiempo de aire se asigna en base a la porción del congreso representada por la coalición del candidato.

El tiempo de aire que le corresponde a Alckmin es lejos el más elevado, ya que le otorga cerca de 44%. El siguiente sería Haddad, con 19%. Eso les dará a ambos una poderosa plataforma contra Bolsonaro, que no tiene coalición y muy poco del preciado tiempo de aire, por lo que depende de los medios sociales para hacer campaña.

"Hay que esperar a las encuestas que lleguen después de que empiecen a emitirse los spots por televisión", dijo Paulo Sotero, director del Instituto Brasil del Woodrow Wilson International Center for Scholars en Washington. "Los medios sociales serán un factor importante pero el tradicional medio de la publicidad por TV seguirá influyendo mucho".