Lo último que necesitaba Marine Le Pen, líder de extrema derecha, era otro escándalo judicial en su partido Rassemblement National. El miércoles, la policía registró la sede del partido y su despacho como parte de una investigación por presunto financiamiento ilegal de campañas recientes, mediante préstamos de simpatizantes para evadir los límites legales de donaciones. Esta nueva investigación se suma al ambiente de preocupación en torno a Le Pen, tres veces candidata presidencial y una de las políticas más populares de Francia. El primer golpe llegó en marzo, cuando fue condenada por malversación de fondos de la UE y sentenciada a una prohibición electoral de cinco años, lo que arruinaría sus planes de postularse nuevamente en 2027. Le Pen mantiene su inocencia y apeló, pero el veredicto debilitó implícitamente su liderazgo indiscutido en la ultraderecha, ya que su mano derecha y presidente del partido, Jordan Bardella, se presentaría en su lugar si ella no puede. El estado de ánimo de Le Pen quedó en evidencia en una entrevista a fines del mes pasado, cuando periodistas de la revista conservadora Valeurs actuelles la presionaron sobre lo incómodo que resulta que tanto ella como Bardella se estén preparando para reemplazar al presidenteEmmanuel Macron en 2027. "Por supuesto que la situación no es ideal", dijo. "¿Pero qué quieren que haga? ¿Que me suicide antes de ser asesinada?" Este tono pesimista contrasta con el año pasado, cuando el RN lideraba las encuestas antes de las elecciones anticipadas y pronosticaba con confianza que llegaría al cargo de primer ministro. El partido quedó muy por debajo de las expectativas en la votación de julio tras errores de campaña y una alianza entre sus rivales de izquierda y centro. El RN sigue teniendo un buen desempeño en las encuestas, ya que la popularidad de sus dos líderes se mantiene y su base continúa sólida, con un tercio del electorado. Sin embargo, la última elección también dejó dudas sobre si el RN y Le Pen han alcanzado un techo tras años de crecimiento en el porcentaje de votos, y si alguna vez podrán obtener la mayoría necesaria para llegar al Palacio del Elíseo. "No piensen que estamos en crisis", dijo Philippe Olivier, eurodiputado y cuñado de Marine Le Pen, al Financial Times. "Todos estos casos judiciales muestran que el establishment está en pánico porque vamos a tomar el poder". Tampoco cree que Le Pen esté tambaleando: "Es una luchadora, y considera que las batallas legales son parte de la lucha política". El RN reaccionó con dureza ante los registros policiales, y Bardella acusó a sus rivales políticos de estar llevando a cabo una caza de brujas. El regulador de campañas francés revisó y aprobó todas sus cuentas de campaña hasta 2023, aseguró, y los préstamos de simpatizantes eran legales. "Estamos siendo testigos de una operación política que busca no solo desestabilizar al RN, sino también impedir que se presente a elecciones y, claramente, destruirlo financieramente", dijo Bardella a BFMTV. Analistas advierten que la retórica incendiaria podría perjudicar el objetivo del RN de llegar al poder, ya que devuelve al partido a una postura antisistema y populista, algo que Le Pen trató de superar para ganarse la confianza de los votantes. Durante una década, buscó "desintoxicar" el partido fundado por su padre, Jean-Marie Le Pen, asegurando que sus raíces racistas y xenófobas quedaron en el pasado. Bajo la llamada "estrategia de la corbata", los diputados del partido siempre visten traje y evitan los escándalos propios de un parlamento fragmentado. El RN creció en la Asamblea Nacional: tenía 8 escaños en 2017, luego 89 en 2022 y 123 tras las elecciones anticipadas de 2024, convirtiéndose en el partido individual más grande. Sin embargo, informes recientes complicaron ese proceso de limpieza de imagen. El medio Les Jours reveló que funcionarios del partido participaron en un grupo público de Facebook creado para apoyar a Bardella, donde proliferaban comentarios antisemitas, mientras que Mediapart informó que un estrecho colaborador de Le Pen y diputado escribió regularmente artículos racistas y homofóbicos en revistas. "La multiplicación de estas investigaciones pone en duda su normalización, los hace parecer poco profesionales y dificultará ganar la presidencia", dijo Luc Rouban, director de investigación en Sciences Po y autor de libros sobre el RN. El RN tuvo dificultades crónicas para obtener préstamos de bancos franceses, por lo que pidió a simpatizantes participar en los llamados "préstamos patrióticos", contribuyendo con un mínimo de 500 euros a devolver posteriormente con intereses. Ahora los fiscales investigan si estos préstamos constituyen donaciones encubiertas, por ejemplo, cuando no se devolvieron en el plazo de cinco años. Los préstamos de simpatizantes no son ilegales, siempre que su uso no sea "habitual" y no superen los 15.000 euros. Las donaciones están muy limitadas: las personas solo pueden donar 7.500 euros al año por partido político y 4.600 euros por elección y candidato. A pesar de sus problemas legales, Le Pen y el RN siguen teniendo una posición poderosa en el actual y turbulento escenario político francés. Macron no tiene mayoría en el parlamento y su primer ministro tras las elecciones anticipadas fue destituido rápidamente. El actual, François Bayrou, sigue vulnerable a otra moción de censura, y el RN es un voto clave para determinar su supervivencia. Le Pen tendrá la oportunidad de derrocar a Bayrou durante el debate de otoño sobre el presupuesto, en el que el primer ministro ya advirtió que habrá recortes de gasto impopulares. Bayrou prometió sanear las finanzas públicas de Francia, que están en desorden, con un déficit del 5,8% del PBI a fines de 2024. "Es un dilema para Le Pen. Si derriba al gobierno de Bayrou, existe un fuerte riesgo de elecciones legislativas anticipadas en las que ella no podrá presentarse para conservar su banca en la asamblea", opinó Mujtaba Rahman, director gerente para Europa de Eurasia Group. "Pero ha marcado líneas rojas sobre impuestos y gasto que Bayrou no puede cumplir fácilmente, y enojaría a su partido y base electoral si da marcha atrás". El creciente protagonismo de Bardella -según una encuesta reciente de Elabe es el político con mejor imagen, por encima de Le Pen que quedó tercera- tampoco es inocuo para Le Pen. Ella solía presentarlos como un "dúo", con ella como presidenta y él como primer ministro, pero su condena hace posible que él tome la delantera. Surgieron grietas en el partido, ya que los llamados marinistas miran con más recelo a los seguidores de Bardella, aunque públicamente los funcionarios insisten en que no hay tensiones. "La familia Le Pen ya no tiene el control absoluto del partido", concluyó Rouban.