Durante la última década, América latina ha sido uno de los mercados más emocionantes para las gigantes automotrices internacionales.

La reciente pronunciada desaceleración económica disminuyó el atractivo de la región en cierta medida, pero tal como muestra un reciente estudio de LatAm Confidential (un servicio de investigaciones de FT), el panorama está lejos de ser universalmente oscuro. Si bien las ventas cayeron en un promedio regional superior a 10% desde 2014, se produjeron fuertes variaciones nacionales.

En particular México y en menor medida Colombia, se observaron constantes incrementos en las ventas. En el caso de México, las exportaciones hacia Estados Unidos subieron 15,2% interanual en el primer trimestre; y su industria atrajo miles de millones de dólares de inversiones para plantas nuevas.

En los últimos meses, Ford, Toyota, Nissan, Audi y BMW anunciaron más de u$s 6.000 millones en compromisos nuevos. El mercado interno azteca sigue siendo mucho más chico que el brasileño, pero viene creciendo a un ritmo acelerado, con ventas de autos que en el primer trimestre aumentaron 21,9% comparado con igual período de 2014.

Una de las razones es que el crédito está siendo mucho más accesible; y las mismas automotrices llevan la delantera en lo que se refiere a oferta de préstamos. Nissan, por ejemplo, a principios de año lanzó un programa de créditos que apunta a los trabajadores del creciente sector informal mexicano.

Este auge en el país azteca contrasta con la situación en Brasil, donde las ventas descendieron 13% entre enero y marzo de este año.

Con el potencial de exportaciones limitado por la recesión en Argentina, el mayor mercado de exportación de Brasil, la producción de autos también se está contrayendo, y las automotrices eliminaron 17.800 puestos de empleo desde noviembre de 2013.

Las ventas también están bajando a un ritmo acelerado en Venezuela, Chile y hasta hace poco Argentina.

Sin embargo, incluso hacia el sur se observa algún rayito de sol. Primero, hay algunas señales de que esa declinación podría estar nivelándose en alguna medida.

En marzo, las ventas de Perú se mantuvieron prácticamente en el mismo nivel que en 2014, por ejemplo, y después de varios meses con un deterioro de dos dígitos, las ventas en Argentina sorprendentemente repuntaron. Las esperanzas de que tras las elecciones de octubre haya en Buenos Aires una gestión económica más estable han atraído algo de inversión. Nissan anunció a principios de este mes que invertirá u$s 600 millones en una fábrica de camiones, el primer compromiso nuevo que hace la industria local en varios años.

Segundo, en Brasil lejos la industria y el mercado más grande de la región no a todas las compañías les está yendo mal. Definitivamente, las más castigadas han sido las automotrices más antiguas que requieren más mano de obra como Volkswagen y tienen plantas en el cinturón industrial de San Pablo, que está altamente sindicalizado. Pero las compañías relativamente recién llegadas como Honda, Hyundai y Toyota tuvieron más suerte en parte porque sus plantas están más mecanizadas.

Y si bien algunas inversiones están siendo suspendidas, varias automotrices están avanzando con los planes de expansión. Fiat Chrysler inauguró esta semana una planta nueva en el estado de Permambuco, al noreste del país, donde fabricará su Jeep Renegade.