
¿La última versión de la reestructuración de la deuda griega es similar o no al plan Brady para Latinoamérica? Ciertamente, esa fue la comparación que hicieron las entidades financieras europeas en Roma, el lunes pasado, cuando realizaron una reunión de emergencia para decidir cómo enfrentar el tema de la deuda griega en circulación por 340.000 millones de euros (u$s 488.590 millones), que está en su mayor parte en manos de bancos franceses y alemanes.
Pero un elemento clave del plan Brady era la garantía de los gobiernos de las naciones acreedoras. En el caso de Grecia, el principal gobierno acreedor insiste en que no debe haber garantía gubernamental, y esto lo dejó muy en claro Wolfgang Schäuble, el ministro de Finanzas de Alemania.
Es demasiado pronto para saber qué surgirá finalmente como acuerdo entre los grupos financieros europeos y sus gobiernos. Pero cada vez son más los que coinciden en que la propuesta que hizo circular el sector bancario francés es creíble. La propuesta de los franceses ha sido un catalizador en el debate, dijo Charles Dallara, director gerente del Instituto de Finanzas Internacionales, organismo que representa a la mayor parte de los bancos globales y ayudó a organizar las conversaciones de Roma.
La parte central de esta propuesta se refiere a una compleja estructura o un instrumento especial que hace, aunque de manera indirecta, precisamente lo que el establishment político alemán no puede apoyar públicamente: provee garantía gubernamental para el caso de una cesación de pagos por parte de Grecia.
La idea tiene un alcance limitado, ya que cubre sólo los títulos por un valor estimado en 100.000 millones de euros que tienen vencimiento en los próximos tres años. La mitad del dinero se reinvierte en bonos a 30 años, con una tasa de interés de 5,5%, más un plus que dependería del crecimiento; 30% se devuelve, y el 20% restante se asigna al instrumento especial.
Ese 20% es lo más importante. En el plan francés, del que el Financial Times vio una copia, un emisor garante, que podría ser un gobierno con calificación de deuda triple A, como Alemania, o una institución supranacional como el Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera, emitiría bonos AAA cupón cero que se usarían como garantía para cubrir cualquier cesación de pagos.
Es evidente que esto avanza en dirección contraria [a la de Schäuble], dijo Harvinder Sian, analista de Royal Bank of Scotland.
Aún no está claro hasta qué punto el gobierno alemán respalda la propuesta, pero ésta cuenta con el apoyo informal de los grupos financieros germanos y la aprobación de Nicolas Sarkozy.










