
Comienzan a vislumbrarse grietas en el frente político unido que mostraron los políticos de Francia luego de los ataques terroristas de la semana pasada, mientras líderes de la oposición plantean interrogantes en términos de fallas de inteligencia y seguridad.
"La unidad no debería impedir la lucidez", dijo el ex presidente Nicolas Sarkozy. "Es necesario responder las preguntas: ¿Qué paso exactamente? ¿Cómo podría haberse evitado? ¿Cómo asegurarse de que las mismas causas no lleven a las mismas consecuencias?"
Sarkozy, quien asistió a la manifestación que convocó una cifra sin precedentes de 4 millones de personas a las calles de la capital y a lo largo de Francia, así como más de 50 líderes extranjeros, tocó temas delicados como la inmigración y el Islam. Las tensiones dentro de la sociedad francesa son "fuertes" y el país está pronto a descender "de la unidad nacional a la confrontación nacional", sostuvo.
"La inmigración no está vinculada al terrorismo, pero complica las cosas", agregó Sarkozy. "No podemos seguir así. La inmigración, que tanto nos cuesta limitar, dificulta la integración, lo cual, a su vez, fomenta la "creación de guetos", y esto permite a individuos tales como los terroristas que atacaron Charlie Hebdo "infiltrarse.
Los comentarios de Sarkozy ponen de relieve la preocupación del establishment político de Francia de que el partido Frente Nacional que está en contra de la inmigración pueda beneficiarse o intentar sacar provecho de la tragedia que dejó 17 muertos en manos de tres islamistas extremistas.
Marine Le Pen, la líder del partido de extrema derecha que salió primero en las elecciones europeas del año pasado, se quejó de que el gobierno, por no haberla invitado formalmente a la marcha de París, ha decido "excluir 25% de los votantes franceses".
"Luego del momento de la emoción, el pueblo francés quiere acción y decisiones, y cuanto antes mejor", sostuvo Le Pen.
Sarkozy, sugirió la creación de un comité parlamentario bipartidista para investigar posibles fallas de inteligencia y un aumento de la cantidad de policías armados en las calles. Dijo que Francia debería expulsar a cualquier imán que haya expresado ideas que no se ajusten a los intereses de la República, e instó a la comunidad musulmana a ayudar a abordar el problema del terrorismo religioso.
El primer ministro Manuel Valls también anunció nuevas medidas de seguridad. Valls, ex ministro del interior, fue el primero en reconocer "fallas" en los servicios de inteligencia el viernes luego del final sangriento de una doble crisis con rehenes en la que tres yihadistas locales fueron asesinados por fuerzas especiales.
"Será necesario dar más medios a los servicios de inteligencia", manifestó. También hubo "problemas judiciales" que debieron abordarse para mejorar la capacidad de los servicios de inteligencia de atrapar a individuos peligrosos antes de que cometan actos terroristas, sostuvo. Sugirió medidas que incluyen "extender el aislamiento en la cárcel de todos los islamistas radicales".
Se creía que a Cherif Kouachi, uno de los dos hombres armados que atacaron Charlie Hebdo, lo había radicalizado durante un período en la cárcel su compañero Djamel Beghal, un islamista que planeó el bombardeo a la embajada de Estados Unidos en París de 2001.
Cherif Kouachi y Amedy Coulibaly, que asesinaron a cuatro personas en un supermercado judío, luego visitaron a Beghal en Auvergne, donde este cumplía arresto domiciliario.
El debate político se está intensificando ya que la policía sigue a la caza de cómplices. Está tratando de identificar las personas que el domingo publicaron un video de Coulibaly en el que declara haber actuado bajo las órdenes de EI.













