No puede ser más simple: El gobierno griego se queda pronto sin dinero y las autoridades de la UE, que podrían brindar liquidez para rescatarlo, se niegan a hacerlo.

Ese es el motivo central del estancamiento en el que se encuentran hace dos meses Atenas y sus acreedores de la eurozona, y la principal queja presente en la carta de cinco páginas que hace una semana envió Alexis Tsipras, el primer ministro griego, a su par alemana, la canciller Angela Merkel, con quien se reunió anoche en Berlin.

Hay sólo dos fuentes de dinero a las que puede acceder Grecia: los 7.200 millones de euros de su actual rescate, o emitir deuda de corto plazo que luego adquirirían los bancos griegos. Pero las autoridades de la eurozona se rehusan a permitir cualquiera de esas opciones hasta tanto Atenas implemente fuertes reformas económicas, a lo cual se resisten las autoridades griegas. Ninguna de las dos partes se mueve.

n ¿Cuándo se le acaba el dinero a Grecia? Nadie sabe la respuesta exacta porque los tesoros nacionales siempre parecen encontrar maneras de mover efectivo y Atenas demostró ser muy bueno para reunir fondos de cuentas bancarias pertenecientes a agencias del gobierno independientes.

Pero hay algunos obstáculos que debe sortear Atenas y crece el temor a que el nuevo gobierno no tenga suficiente para removerlos. Según datos proporcionados a supervisores del rescate a Grecia, hay sueldos y aportes jubilatorios que deben pagarse a fines de marzo por un total de 1.000 millones de euros. Es mucho dinero en el actual escenario, pero la mayoría cree que Atenas tiene suficiente para hacer frente a eso.

n ¿Qué sucederá después? El siguiente mes es el que genera más problemas. Tsipras dijo a sus contrapartes de la UE que Grecia probablemente no llegue a fines de abril sin ayuda. Los supervisores del rescate creen que una combinación de pagos a acreedores y déficits proyectados en abril totalizará unos 2.000 millones de euros. El primer gran pago de deuda es 450 millones de euros que le debe al FMI el 9 de abril. Luego una letra del Tesoro por 1.400 millones de euros, el 14 del mismo mes. Los funcionarios temen que no haya suficiente dinero en las arcas para esos desembolsos.

n ¿Por qué Grecia usa fondos del rescate para pagar esas cuentas?

Eso es lo que a Grecia le gustaría hacer, pero los funcionarios de la UE dejaron en claro que la única manera en que Atenas puede acceder a los fondos restantes del rescate es implementando la mayoría de las reservas del programa de rescate actual en contra del cual Tsipras hizo tanta campaña.

Como parte de un esfuerzo por destrabar esos fondos, Tsipras la semana pasada prometió a Merkel y otros funcionarios de la UE que presentaría durante la siguiente semana una lista completa de reformas que implementaría. Pero sigue sin quedar claro si esa lista será suficiente. Propuestas anteriores de Atenas recibieron tibia recepción, y las autoridades de la UE dudan de que esta nueva lista sea satisfactoria.

Merkel públicamente declaró que Grecia debe trabajar con la lista de reformas que ya existía antes de que Tsipras asumiera el poder. Esa exigencia enojó a Tsipras porque su gobierno viene insistiendo en que se negará a cualquier medida de austeridad aceptada por su predecesor.

n ¿Hay alguna otra financiación disponible?

La única manera de que Grecia pueda captar dinero rápido es emitiendo deuda a corto plazo, que será luego adquirida por los bancos griegos que actualmente son los únicos compradores de las letras del Tesoro. Pero el Banco Central Europeo evitó esto fijando un tope a la cantidad de letras del Tesoro que pueden comprar los bancos griegos.

El BCE puede imponer ese límite porque los bancos griegos actualmente dependen de la financiación de emergencia del eurosistema para sus operaciones diarias, y el uso de dinero del banco central para financiar al gobierno nacional va en contra de la legislación de la UE.

Frustrado, Tsipras afirmó que existe un doble estándar: que ese límite no existía cuando su predecesor, Antonis Samaras, enfrentó una situación similar a mediados de 2012. El BCE argumenta que Samaras estaba comprometido con el rescate apuntado a mejorar las finanzas de Grecia, mientras que Tsipras abiertamente repudió su programa de rescate.