
En poco más de una semana, el gobierno griego de Alexis Tsipras se las arregló para cambiar drásticamente la manera en que se administran los rescates de la UE. Pero no queda claro si los líderes de la UE están dispuestos a aceptar el plan de Atenas. Si las cosas salen como Tsipras quiere, los salvatajes de la eurozona podrían cambiar por siempre, quitándole énfasis a la austeridad y eliminando la odiada "troika" de vigiladores del salvataje. Pero hay pocas señales de que Alemania, la potencia dominante de la eurozona, esté abierta a esos planes.
¿Cuáles son las intenciones del gobierno griego? Con el anterior gobierno liderado por la centroderecha, la manera de proceder era bastante clara. Atenas debía completar unas pocas medidas económicas para fines de febrero, cuando vence su ayuda por 172.000 millones de euros, y entonces recibiría el último pago de asistencia, según el plan, por unos 2.000 millones de euros, y otros 5.000 millones del Fondo Monetario Internacional. Luego, se acordaría una nueva línea de crédito con condiciones menos onerosas.
Pero el gobierno de Tsipras rechaza esta estrategia. Está dispuesto a dejar que expire el rescate en febrero sin una prórroga o nueva línea de crédito. Aseguró que quiere sólo 1.900 millones de euros del último tramo del salvataje, lo que sugiere que descarta al FMI.
En cambio, Yanis Varoufakis, el nuevo ministro de Finanzas, dijo que Atenas está preparando un nuevo plan para presentar ante la UE en marzo, que incluirá menos austeridad y una reestructuración de la deuda nacional de Grecia. Cree que Atenas tiene hasta junio, cuando vencen dos grandes bonos, para negociar un "contrato" con los acreedores del rescate a Grecia.
¿Por qué el gobierno abandona la estrategia cuando falta tan poco de completar el plan de rescate? Tsipras cree que el proceso de salvataje, donde los contribuyentes griegos tuvieron que ajustarse para pagar a los bonistas y acreedores del rescate, no sólo no está moralmente justificado sino que contribuyó al malestar de los griegos. El país soportó una mayor recesión a la pronosticada por los vigilantes del rescate y la duras medidas de austeridad probablemente hayan empeorado la situación.
El nuevo gobierno se estaría retractando si pidiera una prórroga "técnica" del salvataje aunque sea por unos pocos meses mientras elabora su plan. Definitivamente no quiere impulsar las reformas exigidas por la troika.
¿Hay posibilidades de que haya acuerdo? La mayoría de los funcionarios de la UE cree que sí, si Tsipras y Varoufakis bajan el tono a su retórica y reducen sus objetivos de cancelación de deuda. Hay amplio acuerdo de que los préstamos del salvataje de la UE a Grecia pueden pagarse a mayor plazo, lo que baja su valor neto presente.
Y los líderes quizás estén dispuestos a bajar las metas de superávit presupuestario que debe cumplir Atenas, lo que le da a Tsipras más liquidez para gastar en los programas sociales prometidos.
Pero los funcionarios de la UE son muy inflexibles en que Atenas todavía debe reformar su economía en forma más general, por lo que la pelota está del lado de Tsipras: si puede presentar un plan que prometa reformas legítimas que los acreedores de la UE puedan supervisar, algunos podrían sellar un acuerdo.
Pero también hay una oposición generalizada. Normalmente, la negociación es dirigida por un grupo de países del norte liderado por Alemania. Pero ahora el sur también se opone. España no quiere que triunfe un partido de extrema izquierda cuando ellos se ven amenazados localmente por un partido similar, Podemos. Portugal e Irlanda, que implementaron con éxito rigurosos rescates, no quieren quedar como los tontos que acataron las ordenes cuando Grecia logra cambiarlas.
¿Cuáles son los riesgos? Si el programa de salvataje vence el 28 de febrero, Atenas queda sin acceso a fondos de emergencia por primera vez desde mayo de 2010. Grecia puede cancelar en marzo los 4.300 millones de euros que debe al FMI, pero los fondos se acaban en particular porque muchos griegos dejaron de pagar los impuestos anticipándose a la victoria electoral de Tsipras.
Los retiros de depósitos de los bancos debilitarán al ya deteriorado sistema bancario griego. Sin fondos, una corrida en las entidades podría ser el "accidente" que obligue a Grecia a salir del euro, porque Atenas podría verse forzado a emitir su propia moneda para salvar su sistema financiero de un derrumbe total.











