
Los analistas cambiarios lamentan la avalancha de dinero barato proveniente de la Reserva Federal estadounidense que, según ellos, ha creado condiciones extrañas en las que los tipos de cambio siguen a las acciones en vez de a los fundamentals económicos.
Durante décadas, los estrategas analizaron los tipos de cambio en función de las perspectivas de crecimiento y las tasas de interés de los países en cuestión. Por lo general, a mejores perspectivas, mejor desempeño de la moneda.
Pero esa relación se interrumpió desde que en marzo se derrumbaron los mercados, sostienen los analistas. Mientras la economía mundial se dirige hacia una de las peores recesiones de la historia, aquellas monedas normalmente más sensibles al crecimiento fueron las que mostraron mejor desempeño frente al dólar estadounidense.
El dólar australiano, por ejemplo, que suele debilitarse cuando cae la demanda, ganó cerca de 18% frente a la divisa estadounidense durante ese período, a pesar de que la interrupción del comercio mundial causada por el Covid-19 afectó gravemente a esa economía, que depende de las exportaciones. Mientras tanto, la libra esterlina subió alrededor de 9% pese a las difíciles negociaciones en torno al Brexit, al creciente desempleo en el Reino Unido y al derrumbe de la producción económica. La OCDE prevé que el Reino Unido será la economía avanzada que más se contraiga este año.
Ben Randol, un estratega cambiario de Bank of America, señaló que los indicadores económicos fundamentales no influyen en el desempeño de las monedas desde que la Fed hizo la serie de intervenciones. Por el contrario, los mercados de acciones estadounidenses se han convertido en el principal impulsor del valor del dólar, que se ha debilitado con el alza de las acciones.
La situación es "opuesta a la manera en que se supone que funcionan los mercados de divisas", aseguró Randol. "El trading de divisas se ha reducido a un voto de confianza en la Reserva Federal", agregó, aludiendo a la creencia de que el banco central siempre estará a mano con medidas para aliviar los temblores en los precios de los activos. "Los factores macroeconómicos... y los términos del comercio simplemente no han sido relevantes".
Según el análisis del banco, la correlación entre los precios de las acciones y las principales monedas es la más fuerte de los últimos 15 años, lo que convierte a los pares de divisas en un "descarado reflejo" de los mercados de valores estadounidenses.
Dominic Bunning, estratega cambiario de HSBC, concuerda en que esa correlación ha crecido desde marzo , lo que significa que "a medida que el S&P 500 cae, el dólar se recupera... a medida que el S&P 500 se recupera, el dólar baja".
Los analistas sostienen que es muy raro que las acciones y las divisas se muevan casi al mismo ritmo durante un período sostenido. Randol dijo que la última vez que los precios de las acciones parecían impulsar los tipos de cambio fue durante un período de dos semanas en agosto de 2014, y antes de eso, en septiembre de 2009, cuando el dólar se debilitó y los mercados de valores se recuperaron. Pero la economía mundial ya había dado señales de recuperación en ese momento de la última crisis financiera. Hoy en día, los datos económicos siguen deteriorándose.
Los estrategas atribuyen estos recientes movimientos a las medidas radicales que tomaron los bancos centrales y los gobiernos para evitar los peores efectos de la pandemia. Desde el inicio de la crisis del Covid-19, las tasas de interés en las principales economías bajaron a casi cero, lo que eliminó una importante métrica para valuar las monedas. Al mismo tiempo, gobiernos de todo el mundo implementaron cuarentenas que crearon una enorme incertidumbre sobre la trayectoria de la economía mundial, por lo que los analistas se vieron obligados a descartar sus proyecciones anteriores.
En el pico de la volatilidad, y con los analistas sin muchos de datos para hacer sus valuaciones, los enormes programas de compras de bonos de los bancos centrales dieron a los inversores algo en que fijarse. Ugo Lancioni, jefe de divisas globales de Neuberger Berman, señaló: "Después de 11 años de [expansión monetaria] sabemos que hace subir los precios de los activos, aunque los fundamentals aún no lo justifiquen."
La combinación de recortes de tasas de interés, programas de compra de activos y estímulos fiscales masivos provocó una abrupta alza de los precios de las acciones, que arrastró también a los mercados cambiarios. Bunning de HSBC comentó: "Con mucho para digerir y la gran incertidumbre, el mercado de divisas cayó en los acogedores brazos [del ánimo de riesgo]".
Quizás se estén empezando a reestablecer las relaciones que normalmente mantiene el mercado. Los analistas sostienen que los diferenciales de tasa de interés están otra vez comenzando a jugar un papel más importante; los inversores ya distinguen entre monedas mientras se van absorbiendo los diversos programas de alivio implementados por los bancos centrales.
Pero sin un conocimiento más claro del impacto económico que tendrá el Covid-19, o sin una disminución de las tensiones entre EE.UU. y China, el ánimo general seguirá impulsando el mercado de divisas, dijo Neil Williams, alto asesor económico de la administradora de activos Federated Hermes.
"Veo que falta de consenso y que todos están desconcertados", dijo Lancioni de Neuberger Berman. "El gran desafío es encontrar el valor correcto del dólar y creo que el mercado todavía no lo hizo."
Traducción: Mariana Oriolo













