
El video del número uno de Goldman Sachs en apoyo al matrimonio gay generó críticas de quienes creen que Lloyd Blankfein está tratando de desviar la atención de su excesivo salario y del rol que tuvo su compañía en la crisis financiera mundial.
Pero Blankfein no es el único: varias empresas estadounidenses se mostraron a favor de los enlaces entre personas del mismo sexo, incluyendo Nike y Starbucks
Su postura probablemente sea más valiente que la de Blankfein porque son compañías de consumo masivo que se arriesgan a ser objeto de un boicot por parte de quienes están en contra de los derechos de los homosexuales. Goldman, que hace negocios con otras compañías, es menos vulnerable. Probablemente no sea casualidad que los estudios jurídicos, también menos susceptibles a la presión de los consumidores, reciban mejores puntajes que otros tipos de negocios en el ndice de Igualdad Corporativa, patrocinado por Human Rights Campaign, que lucha por la igualdad para homosexuales, bisexuales y transexuales.
Ford, que vende sus productos al público, fue castigado por este tema. En 2005, organizaciones encabezadas por la American Family Association pidió un boicot contra la automotriz por haber anunciado en publicaciones gay. Ford retiró los avisos publicitarios pero, frente a una contramedida proveniente de los activistas gay, cambió de opinión nuevamente. Hoy Ford, que recibe una calificación de 100% por parte de la Human Rights Campaign, decidió mantener silencio en lo que se refiere al matrimonio gay. Ford tiene una larga tradición de tratar a todos con respeto y estamos muy orgullosos de nuestro historial en derechos humanos. Creemos que este compromiso de respeto es mucho más importante que asumir una posición en esta iniciativa de política pública.
Microsoft, que vende a empresas y personas, atravesó una experiencia similar, y llegó a la conclusión contraria. En 2005, se negó a asumir un postura en el proyecto de ley antidiscriminación gay que luego fue aprobada por la legislatura del estado de Washington. Después de recibir presiones por parte de los empleados, cambió de idea y ahora apoya el proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, que recientemente fue promulgada.
No debería sorprender que las compañías no sepan qué hacer con el tema. La opinión pública en Estados Unidos, si bien se muestra cada vez más comprensivos con las bodas entre homosexuales, todavía está profundamente dividida. Un estudio de Pew Research Center el año pasado señala que si bien el rechazo a las uniones de personas del mismo sexo había disminuido fuertemente desde 1996, el 46% de los norteamericanos todavía se opone, y el 45% está a favor. Los candidatos presidenciales prefieren evitar el tema. Mitt Romney, precandidato republicano que mientras era gobernador de Massachusetts otorgó permisos para nupcias entre homosexuales, ahora dice: El matrimonio es entre un hombre y una mujer. Y el presidente Barack Obama comentó que su postura está aún evolucionando.
¿Por qué las empresas, que tiene como deber ante los accionistas garantizar la salud financiera del negocio, deben jugarse por el matrimonio gay más que con otros temas que Pew identificó como polémicos como el aborto o el control de armas?
Brad Smith, abogado de Microsoft, sostiene que si uno trabaja con gente todos los días, no es correcto que algunas de sus parejas sean beneficiarios de los planes de salud y jubilación y otras, no. Y cuando uno admite que los compañeros sentimentales del mismo sexo deben recibir trato igualitario en el lugar de trabajo, no hay razón para oponerse a que se unan en matrimonio por ley.
A veces, después de ponderar los derechos de los clientes, accionistas y empleados de la compañía, hay que hacer lo correcto. Hay en general razones para se escépticos en cuanto a Goldman Sachs, pero en esta oportunidad, Blankfein hizo lo que había que hacer.











