
Cuando varios jóvenes judíos y propalestinos se enfrentaron el mes pasado afuera de una sinagoga parisina al margen de una demostración pacífica en contra de la invasión israelí de Gaza, enseguida las cosas se pusieron feas.
Al siguiente día, cientos de manifestantes propalestinos atacaron una sinagoga y un almacén de propiedad judía en Sarcelles, un suburbio en el norte de París. Eso ocurrió después de dos intentos de ataque a sinagogas la semana anterior. El antisemitismo está en alza en Francia. Según la Sociedad para la Protección de la Comunidad Judía, el número anual promedio de actos antisemitas en lo que va de este siglo es siete veces superior al de los años noventa.
Un francés que tendría lazos con grupos de militantes islámicos fue acusado de tener conexiones con los disparos que dieron muerte a cuatro personas en mayo en un museo judío en Bruselas.
El último brote de violencia renovó los temores. Manuel Valls, primer ministro, describió de intolerables los recientes incidentes y agregó que atacar a un judío porque es judío es atacar a Francia.
La comunidad judía en Francia sostiene que hace décadas que no se siente tan amenazada como ahora. No sorprende que el catalizador haya sido el conflicto en Medio Oriente y el enojo que eso produce entre los 6,5 millones de musulmanes que viven en Francia.
Shimon Samuels de la oficina europea del Centro Simon Wiesenthal, que combate el antisemitismo y el extremismo, identificó al menos tres olas de violencia antisemita en Francia durante los últimos 35 años y cada una de ellas coincide con un crecimiento en la tensión entre Israel y sus vecinos.
El conflicto de Gaza llevó a un aumento de los ataques antisemitas en otros lugares de Europa, incluyendo Gran Bretaña y Alemania. Pero Andrew Hussey, que dirige el Instituto de la Universidad de Londres en París, asegura que el antisemitismo de hoy tiene raíces que se mezclan con el pasado colonial del país y que encontró su lugar entre las filas de jóvenes musulmanes disgustados.
Cuando un grupo se siente amenazado en Francia, el antisemitismo sirve como la manera clásica de culpar a un misterioso otro por su propia sensación precaria de pertenencia, aseguró Hussey, autor del libro The French Intifada. Lo que está ocurriendo en Francia ahora es una versión mutada de eso.
Los jóvenes nacidos en París de padres argelinos, por ejemplo, no se sienten franceses. Al principio sí, pero luego abrí los ojos dijo Ibrahim de 29 años que maneja un comercio del rubro textil. Si uno se siente francés, pero no es aceptado como francés, ¿de qué me sirve?. Él y sus amigos no participaron de las protestas propalestinas, pero les molesta la discriminación hacia ellos.











