
BMW acaba de inaugurar una planta en China. Para la automotriz alemana, la apertura de la fábrica es una gran apuesta al mercado automotriz de mayor crecimiento. Con esa iniciativa aumentará 50% la capacidad productiva que tiene el grupo en China, que será de unos 450.000 vehículos por año.
Ubicada en la ciudad de Shenyang, al norte del país, el establecimiento nuevo de 45.000 metros cuadrados costó 1000 millones de euros y es un brillante ejemplo de la manufactura de alta tecnología alemana.
La inversión recalca en qué medida China ocupa un lugar central en la estrategia corporativa de BMW y ofrece un importante campo de batalla para las principales automotrices. China superó a Estados Unidos en 2009 y se convirtió en el mercado automotriz más grande del mundo.
En el segmento de lujo, los alemanes son la fuerza dominante. Más del 70% de los 2,2 millones de vehículos de alta gama vendidos en China el año pasado eran alemanes, encabezados por Audi, BMW y Mercedes Benz.
En el caso de BMW, el país representa el 22% de los autos que vendió en todo el mundo, según la compañía, y cerca del 28% de sus ingresos antes de impuestos, según la consultora Evercore en Londres.
La automotriz espera que su estrategia en China lo ayude a reclamar la corona de ventas globales en el mercado premium, que el año pasado la obtuvo Mercedes-Benz, de propiedad de Daimler.
También tiene su vista puesta en Audi, la unidad de lujo de Volkswagen, que es líder en ventas en China desde 1988.
El desempeño de BMW en China en lo que va del año es prometedor, con ventas en sus primeros cuatro meses 18% superiores a 191.697 unidades, suficientes para superar a Audi, cuyas ventas en China han caído 20% en el mismo período a 154.873 unidades.














