Telefónica y Vodafone cierran sus procesos de venta
Mientras STC retira su oferta por la principal teleco española, Zegona cierra la compra de la operadora británica.
A la espera de lo que diga Bruselas sobre la fusión Orange/MásMóvil, las últimas horas vinieron con novedades de las otras dos operaciones de enorme envergadura que aún estaban abiertas. Nos referimos al intento de la toma de control de Saudí Telecom Company (STC) en Telefónica y a la compra de Vodafone España por el fondo británico Zegona.
En el pasado septiembre se conocieron las intenciones de los saudíes por la empresa española más emblemática. En este mismo mes, Zegona hizo pública su intención de adquirir la totalidad o parte del capital de Vodafone. En el último día de octubre, la coincidencia volvió a hacer de las suyas. Telefónica y Vodafone, como si se estuviesen esperando, pusieron punto final a sus respectivas negociaciones de venta. Aunque no de igual manera. Veamos qué sucedió.
STC da marcha atrás
Desde que el grupo de telecomunicaciones de Arabia Saudí anunció su intención de convertir en acciones con derecho a voto el 5% que atesora en derivados, participación que sumada al 4,9% de Telefónica que ya estaba en su poder, STC alcanzaba el 9,9% del capital de la teleco española, y con ello se convertía en el socio mayoritario de la empresa, con el justificado temor que ese cambio en la estructura accionarial generó no sólo en España, sino también en Bruselas. Porque conviene recordar que Telefónica tiene acceso a áreas muy sensibles, como Defensa, información a la que podrían acceder los árabes como accionistas de preferencia.
Pero todo cambió en las últimas horas con el anuncio extraoficial que le habría hecho la compañía al Gobierno español de su intención de volver al punto de partida y quedarse con el actual 4,9% de Telefónica. Sin duda, se trató de una decisión más diplomática que de negocios. Los saudíes supieron interpretar el mensaje que les envió el Ejecutivo cuando definió a Telefónica como "la empresa más estratégica del país".
Argumento apuntalado por el socio prioritario del Gobierno. En efecto, aún resuenan las palabras de Ernest Urtasun, portavoz de Sumar, quien señaló que en caso de aprobarse la ampliación de la participación de SCT en Telefónica "era un movimiento equivocado, de privatizaciones, liberalizaciones y desintereses por la política industrial". Y para que no queden dudas ante posibles casos similares, Urtasun avisó que Sumar tomaría iniciativas políticas como "participaciones públicas en empresas estratégicas, para limitar al 5% la entrada en sectores estratégicos clave en nuestro país".
Hay más. Ahora, con todas las cartas sobre la mesa, puede leerse como otro aviso a los árabes la comunicación que le enviara el pasado martes el Gobierno a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en la que le informa que está valorando comprar una participación en Telefónica a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), brazo industrial del Estado.
El mensaje a la CNMV sólo admite una lectura y una curiosidad. La primera, inequívoca, defender la españolidad de la teleco. La segunda, el Estado español regresaría con fuerza a la que fuera la operadora estatal. Una especie de nacionalización acotada.
Sin embargo, el grupo industrial público, que depende del Ministerio de Hacienda, no especifica el porcentaje de capital que valora adquirir, aunque los analistas coinciden en que podría tratarse del 5% previamente destinado a SCT. Con todo, las apuestas van en dirección a que la porción del capital de Telefónica a tomar por la Sepi depende del análisis exploratorio interno que se llevará a cabo.
Concluido éste, y en caso de que decida regresar el Estado a la operadora, también se conocerá si lo hace solo o acompañado por inversores locales.
Esta suma de movimientos seguramente puso en alerta al conglomerado saudí. Con la certeza de que Pedro Sánchez ya tiene asegurado los votos necesarios para su investidura, los jeques, eximios ajedrecistas, sacrifican a la Reina (Telefónica) para quitarle un dolor de cabeza a Sánchez - ojo por ojo, favor por favor-, a la vez de blindar las inversiones que comparten con España, que superan los 600 millones de euros. Que, además de implicar las exportaciones petroleras, involucran a compañías de la talla de la naviera Navantia, la constructora Ferrovial, compañía que lidera el consorcio del AVE a la Meca, o la también constructora FCC, que ganó la licitación del metro de Riad. La lista sigue con Renfe, Acciona, Ineco, Aqualia. Negocios que explican las más de 600 razones de por qué no tirar todo por la borda.
Confirmada la compra de Vodafone por Zegona
El fondo de inversión británico regresa al mercado de las telecomunicaciones español que lo vio nacer y crecer. Finalmente, y a favor de todo pronóstico, se hizo con la totalidad del paquete accionario de Vodafone, tras cerrar un acuerdo por el que tendrá que desembolsar 5000 millones de euros.
"Estamos muy ilusionados con la oportunidad de volver al mercado español de telecomunicaciones. Esta atractiva adquisición supone nuestra tercera operación en España, tras el éxito de Telecable y Euskaltel. Con nuestra estrategia claramente definida y nuestra probada trayectoria, confiamos en crear un valor significativo para los accionistas", declaró el presidente y consejero delegado de Zegona, Eamonn O'Hare.
El fondo explicó que la transacción incluye un acuerdo de licencia que les permitirá utilizar la marca Vodafone en España durante un periodo de hasta diez años.
"Vodafone y Zegona suscribirán otros acuerdos transitorios y a largo plazo para servicios que incluyen el acceso a la contratación, IoT (internet de las cosas, por sus siglas en inglés), itinerancia móvil y servicios de operador", añadió el comunicado emitido por Zegona, que espera que el Gobierno autorice la operación por el escudo antiopas de Bruselas. También aguarda la luz verde de la CNMC.
En el plano alianzas corporativas, O'Hare, reveló a la agencia Reuters, que contactarán con Orange-MasMóvil (cuya fusión está pendiente de Bruselas) y con Telefónica para buscar fórmulas que aseguren que los activos de la empresa serán utilizados al máximo. Entre las que destacan el uso de la marca o el roaming para los clientes de la corporación británica que viajen a España.
Los vendedores también se muestran satisfechos por el resultado de las negociaciones. "La venta de Vodafone España es un paso clave en el ajuste de nuestro tamaño para crecer, y nos permitirá focalizar nuestros recursos en mercados con estructuras sustentables y suficiente escala", destacó, en un comunicado, la consejera delegada del grupo, Magherita Della Valle.
El español, agregó, fue un mercado desafiante, "con retornos estructuralmente bajos. "Mi prioridad es crear valor a través del crecimiento y de la mejora de la rentabilidad", concluyó, a modo de despedida.