

Liwe Española, propietaria de la cadena Inside, atraviesa un proceso de reordenamiento extremo que combina un desplome financiero, un recorte masivo de su red comercial y negociaciones a contrarreloj para evitar su quiebra.
La compañía cerró 91 tiendas en lo que va del año, un ajuste sin precedentes que se suma a pérdidas superiores a los 18 millones de euros en el primer semestre.
En paralelo, los accionistas aprobaron por unanimidad el plan de reestructuración diseñado para frenar el deterioro, aunque su futuro continúa en manos de los acreedores.
La empresa sostiene que se encuentra en una etapa de transición necesaria para asegurar su continuidad. La caída del 15,5% en las ventas semestrales, sumada a los costes derivados del ERE en los servicios centrales y del cierre de establecimientos, dejó al grupo en una situación crítica.
Su director general, José Ángel Pardo, aseguró que las decisiones adoptadas buscan preparar la recuperación a partir de 2026, siempre que la banca apruebe el esquema financiero presentado.
¿Cómo impactó la reestructuración en la operación y en el modelo comercial de Inside?
Liwe justificó sus pérdidas señalando el fuerte impacto del proceso de ajuste aplicado desde comienzos de año. La contracción de la red comercial, que implicó el cierre de locales en España, Italia y Portugal, respondió a una estrategia de concentración en ubicaciones con mejor rendimiento.
Esta poda afectó tanto a tiendas a pie de calle como a espacios en grandes superficies y redujo un 27% su estructura comercial respecto al inicio del ejercicio.

En paralelo, la compañía ajustó su plantilla. El primer semestre registró una reducción del 8,5% de empleados, a la que se sumó el ERE ejecutado en agosto, que recortó un 29% del personal de los servicios centrales.
La caída del consumo, la presión sobre precios y el incremento de los costes operativos exigieron, según la dirección, una adaptación integral del modelo de negocio.
El plan estratégico contempla además un enfoque renovado para los próximos años. Incluye el cierre adicional de 18 tiendas, un impulso al canal online y una mejora en la eficiencia logística.
La empresa afirma que estos cambios buscan asegurar una estructura sostenible en un mercado especialmente exigente para las cadenas de moda de precio medio.
¿Qué supone el cierre masivo de tiendas y cómo condiciona la posibilidad de un rescate?
El cierre de 91 tiendas no solo evidencia la magnitud del deterioro financiero de Liwe, sino que también condiciona las posibilidades de que los acreedores apoyen su plan de rescate.

La empresa considera que esta reducción drástica era imprescindible para recuperar rentabilidad, pero los bancos analizan si el ajuste garantiza la viabilidad futura del negocio. El recorte comercial, sumado a la caída de ingresos, se convirtió en un factor central en las negociaciones.
El 24 de noviembre, los accionistas aprobaron por unanimidad un plan de reestructuración que propone una quita del 49% de la deuda o su conversión en préstamos participativos que podrían recuperarse en su totalidad en 2033.
El esquema incluye garantías adicionales: la pignoración de más de 20.000 acciones de autocartera y la hipoteca de los inmuebles de la compañía en Murcia. Ese respaldo accionarial busca transmitir solvencia y compromiso ante los acreedores.
Sin embargo, la banca mantiene posturas dispares. CaixaBank y Caja Rural de Granada mostraron apoyo al plan, pero Santander —que concentra una parte relevante del pasivo—, junto con Sabadell, Bankinter, Deutsche Bank, Cajamar, Banco Cooperativo y el ICO, no tendrían intención de adherirse.
Sin una mayoría suficiente antes de que expire la prórroga del preconcurso, la empresa quedará obligada a presentar concurso de acreedores. En un escenario donde el cierre de tiendas marca el pulso de la reestructuración, el resultado de estas conversaciones definirá si Inside logra sobrevivir o enfrenta su liquidación.









