Récord histórico: más de 10 millones de turistas visitaron España en julio
Mientras los efectos negativos para las poblaciones receptoras que provocaron fuertes protestas, los turistas gastaron en julio 15.535 millones de euros, un 12% más que el año anterior.
La temporada de verano que finaliza muestra dos caras contrapuestas. Mientras España superó sus propios récords de visitantes en lo que va del año, las protestas de los vecinos de los principales destinos contra la masiva llegada de turistas, fenómeno que se dio principalmente en Palma de Mallorca, Santiago de Compostela, Málaga, Ibiza o Tenerife, aumentaron.
Esto deja al descubierto que en el plano social el modelo turístico español tiene graves falencias.
Sucede que el sector no encuentra la manera de marinar el ingreso económico que genera esta industria con los intereses de las poblaciones receptoras, que se ven afectadas por la invasión de sus barrios y el encarecimiento de los alquileres de las viviendas.
A todo esto, los datos no dejan lugar a dudas de que el modelo sol y playa se afianza año tras año como alternativa para atraer a millones de turistas extranjeros, colocando a España como el país más visitado del mundo, por detrás de Francia y delante de Estados Unidos. Así, los efectos de este boom quedan reflejados en la duplicación de los ingresos provenientes del turismo en la última década.
De acuerdo al informe publicado hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el mes de julio el país recibió 10,85 millones de viajeros, cifra que batió el récord histórico para el primer mes de la temporada alta, cuando en 2027 el número de visitantes a las ciudades y playas españolas alcanzó unos 10,49 millones, número que marcó un hito histórico.
La otra buena noticia llegó en el comparativo del gasto por turista. Siempre, según el INE, los que eligieron a España como sitio de descanso gastaron un 12% más anual hasta los 15.535 millones de euros, lo que representó un incremento de 1682 millones respecto al anterior récord, alcanzado en julio de 2023.
En ese mismo mes, los hoteles facturaron de media, 140,5 euros por habitación ocupada, esto es un 8% más que en el mismo mes de 2023. El INE destaca que esa tarifa se dispara si se trata de hoteles de cinco estrellas porque, de media, no bajaron - e incluso superaron - los 317 euros.
Como en la mayor parte de las actividades económicas, el sector del turismo utiliza como parámetro el volumen de negocio registrado antes de la pandemia, medición que no es ajena la hotelería.
En este sentido, si comparamos los precios por noche de los hoteles cinco estrellas con los cobrados antes de la pandemia, las tarifas sufrieron un incremento de un 29%, cuando los que se ubican por debajo de la máxima puntuación la suba de las tarifas por día alcanzaron un 33%.
El alto incremento de las tarifas de los establecimientos hoteleros cuyo target es la clase media, hizo que muchos veraneantes eligiesen a los apartamentos turísticos como alternativa más económica. Aunque, de acuerdo a INE, la demanda de este tipo de viviendas vacacionales se redujo un 1,3% durante el pasado mes de julio.
Sin embargo, este dato hay que tomarlo con mucha precaución ya que es imposible contabilizar los niveles de ocupación de las viviendas sin licencia.
En concreto, hay ciudades en las que casi la totalidad de los apartamentos de ese tipo carecen de permiso para operar como alojamientos turísticos, como es el caso de Madrid, siendo ésta la primera o segunda ciudad más visitada, según la fuente del ranking que se escoja.
Con todo, las tarifas de los hoteles que trabajan en el interior de España y donde en general se registran altas temperaturas en los meses estivales, como en La Rioja, Castilla-La Mancha, Navarra, Aragón y Extremadura, todavía no llegaron a los valores previos de la pandemia.
Los siete primeros meses del año
Las cifras de récord que mostró el negocio del turismo en julio no sorprendieron ya que continuó con la tendencia creciente registrada en ejercicios anteriores: de enero a julio, la llegada de turistas mostró un incremento del 12% hasta alcanzar los 53,3 millones.
Prueba del optimismo que reina en el sector, los expertos vaticinan que en este año se podrían alcanzar los 95 millones de visitantes extranjeros.
Al igual que sucedió en julio, el gasto de los viajeros en los primeros siete meses del año creció un 18% hasta los 71.108 millones de euros. Con estos números cargados en sus ordenadores, los cálculos de probabilidades que manejan los agentes que operan en el sector indican que el negocio podría llegar a tocar los 130.000 millones de euros el último día de este año.
El norte gana peso
El cambio climático y las fuertes temperaturas que acarrea hacen que muchos viajeros estén cambiando las playas andaluzas por el clima más benigno del norte de España. Las tres comunidades que más se benefician en los últimos doce meses de este cambio de hábito son Euskadi, Galicia y Asturias, como la cornisa cantábrica. En tanto, Baleares y Canarias mantienen su alto número de visitantes.
De acuerdo al Ministerio de Economía, a la costa de Gipuzkoa llegan cada mes unas 94.000 personas, casi un 35% más respecto a antes de la pandemia. En cambio, en Palma-Calviá (Illes Balears) ese repunte es del 18% anual, pero llegan 383.000 turistas. Con todo, Baleares fue la más penalizada en el mes de julio, que apenas creció un 4,3%, por el descenso de los visitantes provenientes de Alemania. En tanto, en la Costa del Sol hay un repunte del 8% pero reciben más de 480.000 viajeros cada mes.
Cómo afecta el turismo masivo a la población local
De acuerdo a Andalucía Lab, organismo dependiente del gobierno andaluz, mientras se produce beneficios indudables a las ciudades receptoras de turistas, porque se generan nuevos empleos, se mejoran las infraestructuras y los servicios, se incrementan los ingresos económicos y se promueve la conservación de los sitios culturales, arqueológicos o naturales.
También el turismo de masas puede convertirse en un río desbordado que provoca impactos negativos sobre el entorno local: éxodo de la población, ruidos, congestión de los servicios públicos, encarecimiento de los alquileres, cierre de comercios tradicionales y empeoramiento de las condiciones de los trabajadores, entre otras consecuencias.