

El combate contra el fraude fiscal ha llevado a que casi cualquier movimiento bancario esté supervisado por la Agencia Estatal de Administración Tributaria(AEAT). Aunque podría pensarse que solo las grandes sumas generan preocupación en Hacienda, la realidad es que se monitorizan transacciones que podrían considerarse "inusuales".
Hay límites específicos para los movimientos de dinero. La Ley 10/2010 señala que, a partir de 6000 euros, se debe informar a Hacienda. Si supera los 10.000 euros, hay que declararlo en la Renta y explicar el motivo.

Ante cualquier indicio de fraude, Hacienda solicitará más detalles sobre el movimiento. Si se detecta alguna irregularidad, las sanciones oscilan entre el 2% y el 25% del monto implicado, según explican desde el portal Las Provincias.
En cuanto al efectivo, no se pueden mover más de 3000 euros sin reportarlo. No solo se controlan las transferencias, sino también el uso de billetes específicos, como el de 500 euros. Las entidades bancarias están obligadas a notificar a la AEAT sobre transacciones con estos billetes para prevenir fraudes.
El Tribunal Supremo respalda esta vigilancia y enfatiza que tanto individuos como bancos deben cooperar para asegurar la equidad fiscal.

















