

La Unión Europea modificó por completo el sistema de control fronterizo. Desde octubre de 2025 dejó de utilizar sellos físicos en los pasaportes y adoptó un registro digital con datos biométricos.
El nuevo Sistema de Entrada y Salida (EES) altera la experiencia de millones de turistas y marca un antes y un después en el modo de ingresar al espacio Schengen.
La transformación, que avanza por etapas, promete mayores niveles de seguridad mientras redefine las reglas del movimiento internacional.
La implementación del EES responde a la necesidad de controlar con precisión la permanencia de extranjeros en territorio europeo. Hasta ahora, el chequeo manual mediante sellos resultaba insuficiente para detectar excesos de estancia o movimientos irregulares.
Con la nueva base de datos compartida, las autoridades obtienen información inmediata y un mecanismo homogéneo de registro en los 29 países que integran el sistema. El cambio, que convive de forma transitoria con el sello tradicional, se completará en abril de 2026.
¿Cómo funciona el nuevo sistema EES y a quiénes afecta más?
El EES opera en los principales puntos de entrada a Europa y se extiende a aeropuertos, pasos terrestres y puertos. Su funcionamiento se basa en un registro digital que recopila el nombre del viajero, los datos del pasaporte, huellas dactilares y una fotografía facial.
La información queda almacenada en una plataforma común que permite verificar identidades y controlar los plazos de estancia con exactitud. La Comisión Europea plantea que el proceso respeta la protección de datos y los estándares de privacidad vigentes.
Para los ciudadanos europeos, el impacto es limitado porque mantienen libertad de circulación sin controles fronterizos internos. Sin embargo, turistas extracomunitarios —latinoamericanos, británicos, estadounidenses y viajeros con visado— deberán usar máquinas automáticas encargadas de capturar datos biométricos.

España lidera la puesta en marcha del sistema con su aplicación inicial en los aeropuertos de Madrid-Barajas, Barcelona-El Prat y Málaga-Costa del Sol antes de expandirse a otros puntos de ingreso. Durante los primeros meses coexistirá con el método tradicional, hasta su eliminación definitiva en 2026.
La mayor novedad recae en la automatización del paso fronterizo. El viajero deberá aproximarse al dispositivo, escanear el pasaporte y permitir la captura de huellas y rostro. Con ello, Europa busca reducir demoras, reforzar la seguridad y unificar el control de entradas y salidas en un sistema que ya no depende de interpretaciones humanas.
¿Qué otras innovaciones transforman la forma de viajar por Europa?
La digitalización del ingreso a Europa forma parte de una agenda más amplia de modernización aeroportuaria. Aena impulsa un plan tecnológico que transforma el tránsito de pasajeros mediante herramientas que prometen agilizar los controles.
Entre los elementos más destacados aparecen los escáneres 3D para equipaje de mano, capaces de mostrar imágenes tridimensionales que permiten identificar líquidos y dispositivos electrónicos sin retirarlos de bolsos o mochilas.
Estos equipos, basados en tecnología EDSCB, comenzaron a instalarse en 2024 y se extenderán de forma progresiva a aeropuertos como Valencia, Bilbao, Gran Canaria o Tenerife Sur.
El objetivo es mejorar la precisión de los controles y disminuir los tiempos de espera. La implementación incluye sistemas de acceso biométrico y líneas de seguridad automatizadas con retorno de bandejas, una innovación que busca optimizar el flujo de pasajeros.

Europa destinó 1170 millones de euros a esta transformación que redefine el modelo de viaje. La identificación digital se convierte en la llave de acceso y desplaza definitivamente los métodos tradicionales. Con ello, el continente ingresa en una nueva etapa donde la tecnología articula la seguridad, la eficiencia y una experiencia más fluida para quienes cruzan sus fronteras.












