

La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene la potestad de retirar el carnet de conducir de forma definitiva cuando un conductor representa un riesgo para sí mismo o para las demás personas en España.
Esta medida extrema puede aplicarse por motivos médicos, por delitos graves al volante o por la acumulación de infracciones. Por estos motivos, es importante conocer cuáles son las principales causas que pueden llevar a la retirada permanente del permiso de conducción.
Motivos de salud: cuando el cuerpo se convierte en un riesgo al volante
Las enfermedades que afectan la capacidad para conducir con seguridad son uno de los principales motivos por los que la DGT puede no renovar o retirar de forma permanente el permiso:
Enfermedades neurológicas, como la epilepsia activa, los síncopes o los accidentes cerebrovasculares recientes, requieren informes médicos actualizados. En ciertos casos, pueden impedir la renovación.
Patologías cardiovasculares, como infartos recientes, arritmias graves o aneurismas no tratados, también figuran entre las causas más habituales.
Trastornos psiquiátricos severos o con impacto funcional, como demencias, depresiones profundas o adicciones, pueden suponer una inhabilitación.
Afecciones endocrinas, respiratorias o neurodegenerativas, como la diabetes insulino-dependiente, la apnea obstructiva del sueño o el Parkinson, también requieren una evaluación médica rigurosa.
El consumo de ciertos medicamentos, como ansiolíticos, antidepresivos o insulina, obliga a presentar informes que acrediten la aptitud para conducir.

Delitos penales: la justicia también puede inhabilitar a un conductor
Además de sanciones económicas o penas de cárcel, el Código Penal español establece la posibilidad de prohibir conducir durante años, o incluso para siempre, en situaciones graves:
Superar ampliamente los límites de velocidad (más de 60 km/h en ciudad o 80 km/h en carretera) constituye un delito que conlleva retirada de 1 a 4 años.
Conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas se sanciona con la pérdida del permiso, con una duración que depende de la gravedad del caso.
También implica la posible inhabilitación la negativa a someterse a pruebas de control, la conducción temeraria, la omisión de socorro o los accidentes con víctimas.
En los casos más graves, la retirada puede extenderse hasta 10 años. Si la sanción supera los dos años, es obligatorio volver a realizar el examen teórico y práctico para recuperar el carnet. Además, conducir con el permiso retirado constituye un delito penal.
Pérdida total de puntos: cuando la reincidencia tiene consecuencias
La pérdida total de los puntos del carnet es otra vía que puede desembocar en una suspensión indefinida del derecho a conducir. Si bien no se trata de una retirada definitiva, el conductor no podrá volver a ponerse al volante hasta realizar un curso de reeducación vial y aprobar un examen teórico.
Qué hacer si se retira el carnet y cómo evitar que suceda
Ante una retirada por motivos médicos, es esencial reunir un informe actualizado y detallado para presentarlo ante la Comisión Médica de la DGT. Si la causa es judicial o por pérdida de puntos, el conductor deberá cumplir los plazos establecidos, realizar los cursos exigidos y, en su caso, superar los exámenes correspondientes.

En situaciones excepcionales, especialmente si el permiso es esencial para el desempeño laboral, se puede solicitar una medida cautelar o un fraccionamiento de la pena. Este tipo de solicitud debe presentarse en un plazo máximo de 10 días desde la notificación de la retirada.
Para prevenir este tipo de sanciones, es recomendable realizar controles médicos periódicos, especialmente si se padece alguna enfermedad crónica o si se está en tratamiento con medicamentos que afecten las capacidades psicomotoras.















