El multimillonario al que no dejaron entrar a su propia empresa porque llegó en este coche
Un caso insólito donde el perfil bajo de un CEO lo llevó a ser rechazado en la puerta de su propia compañía.
El magnate francés Bernard Arnault, CEO de LVMH, uno de los conglomerados de lujo más grandes del mundo, fue protagonista de un curioso incidente hace años cuando intentó entrar a sus oficinas en París. Llegó conduciendo un Peugeot 205 GTI de bajo perfil, un coche que dista mucho de la opulencia que caracteriza sus marcas como Louis Vuitton y Dior.
La razón detrás de esta elección era simple: Arnault prefería evitar la atención y el riesgo que implicaba desplazarse en un coche de lujo. Sin embargo, esta discreción lo llevó a un malentendido cuando un guardia de seguridad, al verlo en un modesto hatchback de apenas USD 12.000, no creyó que era el propio dueño de la empresa y le negó el acceso a sus oficinas.
Un multimillonario en un coche sencillo
A diferencia de otros multimillonarios que exhiben su éxito con automóviles de alta gama, como los Porsche que manejaba Bill Gates o los Mercedes AMG de Steve Jobs, Arnault optó por este Peugeot económico durante los años 90 para pasar desapercibido.
El coche, valorado ahora como un clásico, en ese entonces era simplemente una herramienta funcional para el empresario francés, quien utilizaba el 205 GTI negro para sus desplazamientos cotidianos. Este vehículo permitía a Arnault mantener un perfil bajo, una estrategia que resultaba práctica pero que en este caso lo dejó en una situación inesperada y embarazosa cuando -en la década de los 90- el guardia de seguridad no lo reconoció y le negó la entrada a su propia oficina.
El perfil bajo de los grandes nombres del lujo
A pesar de ser el hombre detrás de marcas icónicas y de poseer una fortuna que hoy en día supera los USD 170.000 millones, Arnault sigue mostrando una sorprendente preferencia por la simplicidad en su vida diaria. Este episodio ilustra cómo algunos de los nombres más poderosos de la industria del lujo, como Arnault, pueden optar por una imagen discreta cuando no están bajo los reflectores, algo que contrasta con el glamour de sus marcas.
Para él, la modestia de su coche no interfería con sus responsabilidades al frente de un imperio de más de 75 marcas que van desde Tiffany hasta Sephora. Sin embargo, este caso ha dejado una anécdota inolvidable en la historia de los CEOs y su relación con los vehículos que conducen.
El Peugeot 205 GTI: un clásico modesto pero emblemático
Aunque para muchos el Peugeot 205 GTI era solo un coche de bajo costo, hoy en día se ha convertido en un clásico deseado por coleccionistas y nostálgicos. Este modelo, que se popularizó en los años 80 y 90 por su eficiencia y rendimiento, destaca por su motor ágil y su diseño compacto.
A pesar de su sencillez, el Peugeot de Arnault es recordado ahora como símbolo de una época en la que los magnates del lujo preferían vehículos modestos, en un intento por mantenerse fuera del foco. Este enfoque contrastante sigue siendo relevante en una era donde los líderes de grandes empresas de lujo optan cada vez más por autos eléctricos y sostenibles, destacando el valor de la discreción y la eficiencia sobre el lujo ostentoso.
Este curioso incidente, además de ser una anécdota peculiar, pone en evidencia cómo algunos de los hombres más ricos del mundo pueden preferir una vida privada alejada del brillo público, aunque esto les cueste, a veces, no ser reconocidos en sus propios dominios.