

Después de 12 años de gobierno socialista, con el 98,6% de las mesas escrutadas, el peronista Omar Perotti se convirtió anoche en el nuevo gobernador de Santa Fe con el 40,5% de los votos.
Pasadas las 22, el saliente Miguel Lifschitz lo llamó para felicitarlo. Así senador dejó atrás un invicto socialista de cuatro elecciones ejecutivas, frustrando un nuevo mandato de Antonio Bonfatti al frente de la Casa Gris, que cosechó el 36,3% de los sufragios. En su búnker rosarino, en el Mercado del Patio, pasadas las 21, admitió elípticamente la derrota al saludar al "que ha sido electo" si la tendencia se confirmaba. Prefirió celebrar la boleta única y adjudicarse para el Frente la intendencia de Rosario, con el radical Pablo Javkin, una ciudad que el socialismo gobernaba desde 1989.
Tercero quedó, como en anteriores comicios desdoblados modelo 2019, Cambiemos, con el radical José Corral con el 18,9%. Símbolo de la UCR que rompió con el Frente Progresista, algo que rindió frutos en las legislativas 2017 pero ahora favoreció a un PJ unido.

Desde Rafaela, su ciudad natal, Perotti siguió la jornada, a 89 kilómetros del búnker de la sede del PJ en la capital provincial, donde fue luego a celebrar. De contacto ambivalente con la ex presidenta, a quien prefería mantener alejada de la campaña, su futura relación con el binomio Fernández-Fernández en las elecciones nacionales es aún una incógnita. No estaba previsto que el precandidato Alberto Fernandez viajara a celebrar, rito de anteriores comicios. A cambio, envió un saludo por Twitter.
Además de un golpe al socialismo santafesino, que repercutirá en la construcción de su socio de Consenso Federal Roberto Lavagna, el batacazo PJ llegará a una Casa Rosada que, hasta ahora, explicaba sus malas performances en los comicios anticipados bajo la narrativa de que ganaban los oficialismos para apuntalar la reelección de Mauricio Macri. No fue Neuquén sino Perotti quien rompió lo que parecía ser una tendencia hasta Las Paso de agosto.
Perotti no sólo impulsó "la maldición de los 12 años" (preguntarle al kirchnerismo) sino que rompió otra que aquejaba al PJ. Representante de un peronismo unido gracias al veto de Cristina a un postulante propio en las primarias, el PJ logró lo que no pudo en 2007 y 2011, luego de que el peronista Jorge Obeid borrara la Ley de Lemas: ratificar en las generales la victoria en PASO en la sumatoria.













