Una misión interministerial tan reducida como silenciosa del gobierno de Javier Milei aterrizó esta semana en Washington con el objetivo de acercar posiciones con la administración de Donald Trump y aliviar el golpe de los aranceles. El plazo de 90 días fijado por la Casa Blanca expira el 9 de julio, y aunque Argentina ha cumplido con buena parte de la hoja de ruta delineada por la Oficina del Representante de Comercio Exterior (USTR), el entendimiento está lejos: en Buenos Aires admiten que Estados Unidos mantiene una postura dura y sus exigencias van más allá del documento inicial.
Argentina no es el único país que busca oxígeno frente al nuevo proteccionismo norteamericano. Pero lo distintivo -y quizás contraproducente- es que Buenos Aires ha elegido un alineamiento geopolítico explícito con Trump, a diferencia de otros gobiernos de la región, como Chile, México y Colombia, que optaron por negociar sin renunciar a la coordinación regional. Por ahora, no le significa una ventaja a Buenos Aires.
"La veo muy verde todavía", confiesa una fuente vinculada a las negociaciones. El proceso, en el que intervienen varias áreas del Ejecutivo, excede el plano comercial y se mantiene bajo estricta reserva. Cancillería evitó responder consultas de El Cronista, al igual que otros ministerios involucrados. La orden es clara: blindar las tratativas con un manto de confidencialidad.
La delegación está encabezada por el embajador Luis María Kreckler, referente del ala diplomática clásica que regresó al ruedo de la mano de Gerardo Werthein tras la salida de Diana Mondino. Lo acompañan Pablo Lavigne, secretario de Coordinación Productiva del Ministerio de Economía; su número dos, Carolina Cuenca, clave en las desregulaciones y controles aduaneros; y Agustín Tejeda Rodríguez, responsable de Mercados Agropecuarios.
Los productos agrícolas son sensibles en la negociación, pero no son el único punto caliente. El régimen de Tierra del Fuego y las ferias informales como La Salada también figuran en el radar. Según pudo reconstruir este medio, Estados Unidos considera la hoja de ruta del documento del USTR como un mero punto de partida. Hay capítulos que podrían tener impacto regional y que incluso exceden la capacidad de maniobra de la Casa Rosada.

El tiempo corre. El 9 de julio vence la tregua arancelaria del 10% recomendada por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, tras su reciente visita a Buenos Aires. Del otro lado de la mesa, otros tres interlocutores concentran el poder de decisión: Jamieson Greer (USTR), Howard Lutnick (Comercio Exterior) y Ashok Pinto (Departamento de Comercio, experto en propiedad intelectual).
En paralelo, dos fallos judiciales en EE.UU. cuestionan el uso de la Ley de Poderes de Emergencia Económica Internacional (IEEPA) como herramienta para imponer aranceles. Aunque un tribunal de apelaciones restableció su vigencia, lo hizo en forma provisoria. Este escenario jurídico abre un dilema para el Gobierno: avanzar con concesiones podría volverse en su contra si la Justicia desactiva la herramienta después del acuerdo. Pero en el Ejecutivo hay quienes creen que, aún sin la IEEPA, Trump tiene múltiples recursos legales para sostener su ofensiva.
Las secciones 232, 301 y 122 del código comercial estadounidense permiten imponer aranceles por razones de seguridad nacional, desequilibrios comerciales o balanza de pagos. De hecho, Trump ya utilizó al menos las dos primeras para cerrar el ingreso del acero y el aluminio y frente a China en la primera gestión. Además hay investigaciones abiertas sobre sectores clave en este sentido: automotriz, farmacéutico, semiconductores, minerales críticos y hasta madera y productos espaciales. Para los halcones de la Rosada, negociar es la única opción.
El dilema Espert y el ajedrez bonaerense
De regreso en Buenos Aires, la tensión se traslada a la Provincia. José Luis Espert reapareció con fuerza, en medio de rumores sobre su candidatura nacional. Pese a las resistencias que genera en el entorno de Karina Milei, fue recibido en Casa Rosada para desactivar ruidos internos. Y hasta le dieron el micrófono en el anuncio del envío al Congreso de la ley que pretende blindar el blanqueo de dólares del colchón.
El panorama electoral tuvo su sacudón con la confirmación de Cristina Kirchner como candidata. Se sabía pero ahora es oficial. El peronismo aún debe resolver si irá unido, pero la mera presencia de la expresidenta reconfigura el mapa. En LLA se barajaron múltiples nombres para enfrentarla en la Tercera Sección: desde el mediático Daniel "Gordo Dan" Parisini hasta el tiktoker Iñaki Gutiérrez, pasando por funcionarios como Nahuel Sotelo y Agustín Romo.

Incluso se contempló una estrategia de "7-1": resignar la Tercera Sección -donde se concentra el electorado peronista- y apostar fuerte en el resto del territorio bonaerense. Nada está definido. Pero no se descarta incluso una movida quirúrgica con piezas del PRO para completar la fórmula, así sea a modo de sacrificio político.
Con Espert, no obstante, el dilema es otro: no tracciona más votos que la propia marca LLA. Una problemática que se repite en varias provincias. Su discurso, reconocen, tiene buena llegada en el interior provincial pero se vuelve cuesta arriba en el Conurbano."Es demasiado duro", admiten en el entorno libertario. La incógnita no es menor si se considera quela Primera y Tercera Sección concentran poco más del 80% de las y los electores de toda la Provincia.
Aun así, sigue siendo el mejor posicionado en los sondeos y seguirá recorriendo Lobos, Tandil, Junín, Azul, General Viamonte, incluso con incursiones en la Primera Sección, como su paso por Malvinas Argentinas. Confirmó además su presencia en el Congreso Libertario del 26 de junio en La Plata: ¿será la foto con Milei la consagración de su candidatura?
Sos chorra, delincuente. Eso no cambia compitas o no en elecciones. Es más, el proceso electoral no debería quedar manchado con tu mugre. https://t.co/SYb9DaBDaC
— José Luis Espert (@jlespert) June 7, 2025
Misiones, radicales y el factor Milei
Lo que está claro, a esta altura, es que Javier Milei solo está dispuesto a jugar su figura para ungir a candidatos selectos en distritos clave por su peso electoral. En CABA, el abrazo del Presidente a Manuel Adorni fue determinante en el último impulso a la candidatura del vocero presidencial. Hasta el acto de cierre en Plaza Mitre, los sondeos en el oficialismo nacional le daban un empate con Leandro Santoro en la franja del 27-30%.
Al día siguiente, Jorge Giacobbe, el encuestador favorito de la Rosada, levantó el teléfono para comunicarles que en sus números ya habían pasado al frente. La presencia de Milei había terminado de convencer a quienes aún se debatían entre darle su voto a Ramiro Marra o no. "Es lo que vemos en muchos lugares: Milei mide más que los candidatos locales", insisten desde LLA.
Un ejemplo palpable es lo que ocurre este domingo en Misiones, donde el Presidente triplica en intención de voto a su candidato local, el extenista y economista Diego Hartfield. Milei ganó Misiones en los tres turnos electorales de 2023: con el 43% en las PASO, 42% en octubre y 56% en noviembre, con un número creciente de votos en cada instancia.

Sin embargo, hasta ahora no había pisado la provincia. La decisión de enviar a una comitiva a "nacionalizar" a Hartfield respondió a ese desfasaje entre la figura presidencial y los nombres locales. La avanzada fue encabezada la semana pasada por Karina Milei, Martín Menem y Patricia Bullrich, quienes viajaron hasta Oberá para reforzar la candidatura. Una semana antes lo había hecho el titular de Diputados de forma individual.
El segundo paso por la tierra colorada no estuvo exento de sobresaltos: el grupo fue abordado por un grupo de productores locales y sufrió un curioso corte de luz justo mientras almorzaban en un restaurante de la zona. "La única cuadra sin luz en toda Oberá", ironizaron en el entorno libertario. Aun así, la preocupación es real: nadie en la cúpula del oficialismo nacional se anima a pronosticar un triunfo, aunque anticipan que lo que obtengan es más que lo que tienen hoy.
Del otro lado, Carlos Rovira volvió a fragmentar al oficialismo provincial en múltiples sublemas, incluso diseñando uno con guiños libertarios para restar votos a LLA. Y a la confusión se suma la proliferación de listas "disidentes" que intentan pegarse al nombre de Milei. Algunas jugaron con tonos del violeta característico o incluyeron el logo del tigre en sus campañas en vez del león. Una en particular, la del Partido Libertario, lleva como candidato a Martín Arjol, diputado nacional y uno de los "87 héroes" del blindaje al veto presidencial.
Arjol rompió con la UCR y se alineó discursivamente con LLA, pero no logró el visto bueno de Casa Rosada para postularse con el sello libertario en octubre para renovar su banca. Tampoco en septiembre para ir como opción local: Lule Menem se inclinó por el "Gato" Hartfield por su condición de "outsider" pese a que había tenido un fugaz paso por una lista rovirista como suplente hace diez años.
"Arjol es radical, no hay chances de que sea nuestro candidato", dijo sin rodeos un dirigente libertario enrolado en el karinismo. "Si hay un partido que Milei odia más que a los peronistas, son los radicales. Porque los 'peronchos' se asumen como son. Pero los radicales nos repiten que están con nosotros y después se abstienen o faltan en las votaciones del Congreso", remató.
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