

Mientras la primera línea de Juntos por el Cambio (JxC) se debate entre ir a internas o lograr una lista de unidad en la pelea por acceder al Congreso de la Nación y dirimir sus liderazgos, otra discusión subyace en la mesa multipartidaria de la coalición opositora que negocia a contrarreloj las alianzas en el territorio bonaerense.
Atendiendo a la renovación de la mitad de las bancas del Senado de la provincia de Buenos Aires, la oposición cambiemita mira con preocupación los números que debería conseguir para renovar las 16 bancas que pone en juego en la Cámara Alta, y que datan del triunfo electoral de 2017, cuando el espacio se vio traccionado por la delgada victoria de la lista encabezada por Esteban Bullrich, contra la actual vicepresidenta Cristina Kirchner.
Con 20 de las 46 bancas controladas por el Frente de Todos, no son pocos los legisladores en La Plata que se entusiasman con dar vuelta la taba y pasar a ser mayoría para meter "reformas importantes". Una de ellas, sin duda, es la reforma judicial y, a la vez, el juicio político contra el Procurador general, Julio Conte Grand, quien accedió al cargo durante la gestión de la exgobernadora María Eugenia Vidal.
Fuentes en el Ministerio Público bonaerense recalcaron que el oficialismo en ningún caso puede alcanzar con esta elección los dos tercios del Senado para destituirlo. Además, sostienen que no hay causal alguna para promover un juicio político, y destacan que hay una "óptima relación institucional" entre Conte Grand y las dos áreas del Gobierno con las que interactúa el Ministerio Público, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y el Ministerio de Seguridad.
El jefe de los fiscales bonaerenses y el gobernador Axel Kicillof protagonizan una guerra fría, sin conflictos sobre la superficie, pero muchos agentes operando en tribunales para contrarrestar la influencia del oponente. En la judicatura bonaerense se acumulan denuncias en su contra; mientras el cuerpo de fiscales también recaba en los departamentos judiciales información sobre presuntos desmanejos en la gestión de la pandemia y la campaña de vacunación contra el coronavirus.
Días atrás, el jefe de gabinete bonaerense, Carlos Bianco, cuestionó la supuesta parcialidad de Conte Grand al despotricar contra el intendente de Capitán Sarmiento y exsecretario de Energía, Javier Iguacel, que pidió cortar las rutas para exigir el regreso a las aulas. Para la mano derecha de Kicillof, "que un intendente esté instigando a cometer un delito y ningún fiscal lo denuncie, actuando de oficio, es porque el titular del Ministerio Público Fiscal forma parte del mismo partido político".
Frente a este escenario, Juntos por el Cambio procura reducir cuanto menos la derrota electoral que espera en la tercera sección electoral, donde el peronismo es fuerte a partir de la gravitación que le otorgan distritos como La Matanza y Lomas de Zamora; y donde juegan 3 de las 9 bancas. En el corredor norte, que se corresponde con la primera sección electoral, confían en ganar y mantener cinco de los nueve escaños. En el distrito capital, La Plata, hay una férrea disputa para no ceder dos de las tres sillas.
A juicio de varios involucrados en esa pelea cuasi subterránea, la lista opositora tendrá que tener una figura moderada o, más bien, con capacidad de distanciarse de la raíz PRO o bien mostrar un perfil filoperonista para superar el 30% de intención de voto y mantenerse competitivos. En los próximos días -algunos sostienen el lunes- habrá definiciones sobre una casi irremediable PASO entre el neurocientífico Facundo Manes, apoyado por la UCR, y otra (u otras) listas con dirigentes del PRO, la Coalición Cívica y un "Peronismo republicano".













