

Con el objetivo de calmar los ánimos y descartar cualquier posibilidad de hostilidades, los gobiernos de la Argentina y Chile expresaron públicamente su intención de impedir que las diferencias más recientes deprecien la relación diplomática, y aseguraron que recurrirán al "diálogo" para dirimir las diferencias que hoy por hoy mantienen.
A través de una declaración conjunta, publicada en medios de comunicación de ambos países, el canciller Santiago Cafiero y su homólogo trasandino, Andrés Allamand, señalaron que "cualquier controversia que pudiere existir entre uno y otro país debe ser solucionada en el marco del diálogo y la solución pacífica de las controversias".
El comentario viene a cuenta de una seguidilla de traspiés en el vínculo bilateral, que salieron a la luz tras la decisión del gobierno de Sebastián Piñera de establecer unilateralmente los límites de su plataforma continental, y declarar la soberanía sobre 5500 kilómetros cuadrados de espacio marítimo que la Argentina reconoce como propios, al sur de la isla grande de Tierra del Fuego.
Entonces, la Argentina acusó a Piñera de querer "apropiarse" del territorio argentino, a lo que el chileno respondió diciendo que su país "ejerce el derecho de declarar su propia plataforma continental".
Más tarde, y tras la celebración de las elecciones presidenciales en el vecino país, el embajador argentino en Santiago, Rafael Bielsa, consideró que el candidato más votado, José Antonio Kast, es "antiargentino" y vocero habitual de expresiones "xenófobas". Entonces, el Gobierno chileno replicó en duros términos las expresiones de Bielsa.
Para pasar página, ambos ministros declararon que "ninguna desavenencia ocasional puede alterar la amistad profunda entre países", que se apoya "en un macizo entramado que fuimos construyendo paso a paso durante décadas".












