

En el Congreso de la Nación, a diferencia de 2019, se espera un año de mayor actividad legislativa, alineado con el raíd vertiginoso de final de año. A pesar de que se haya aprobado la emergencia, hay varios temas que tienen que pasar por las cámaras. Además, será un lugar de disputa entre los espacios políticos a nivel externo e interno.
Las primeras semanas del gobierno de Alberto Fernández fueron muy intensas en el Congreso. Hubo disputas en torno a la jura de los nuevos miembros, el quórum que podía (o no) dar Juntos por el Cambio y la sanción de la ley de emergencia económica.
Para 2020 no se espera un panorama mucho más calmo. De hecho, se prorrogaron las sesiones extraordinarias hasta el 29 febrero. Es decir, justo antes de que vuelvan a empezar las ordinarias, cuando las inaugure el Presidente, el 1° de marzo. Igualmente, se encuentran en receso y volverán a sesionar el 22 de enero.
Para las extraordinarias hay varios temas pautados. En primer lugar, las jubilaciones de privilegio: el Ejecutivo ya envió el proyecto para tratar los regímenes de los jueces y diplomáticos. También se discutirá el nuevo consenso fiscal, tras la suspensión del acuerdo que existía con los gobiernos provinciales. Además, el Senado tratará el nombramiento de Miguel Ángel Pesce como titular del Banco Central.
La ley de Alquileres, que extiende de dos a tres años el plazo de los contratos, y fija un reajuste anual en base a los índices de inflación y salarios, y la ley de Góndolas, que determina que una misma marca no podrá superar el 30% del espacio en la góndola, serían también parte del temario en extraordinarias, de acuerdo a voceros parlamentarios.
Durante su discurso de asunción ante la Asamblea Legislativa, Alberto Fernández también prometió una reforma del sistema federal de Justicia. Se prevé, en principio, que se trate a partir de marzo.
Para entonces también se espera que se incluya en el temario la renegociación de la deuda, que pasará por el Congreso, previo diálogo del ministro de Economía Martín Guzmán con el FMI.
Otro tema económico clave será la ley de presupuesto. El Gobierno optó por no enviar un proyecto en diciembre y administrar durante los primeros meses con un presupuesto reconducido. Se cree que recién alrededor de abril, después de trazar previsiones de crecimiento, inflación e idealmente después de un acuerdo con el FMI, se enviará el proyecto de ley para el presupuesto 2020.
El Senado también tendrá que tratar el pliego para la designación de Daniel Rafecas como Procurador General de la Nación. Si bien tampoco hay fechas claras, se espera que sea a partir de marzo, cuando Alberto envíe el pliego, que deberá contar con dos tercios de los votos de la Cámara Alta para salir airoso. No se percibe fácil, sobre todo por el malestar hacia Rafecas que existe desde parte de la oposición por su desempeño como juez federal. Pero tampoco es una misión imposible, ya que el magistrado cuenta con buena aceptación en otros sectores.
Durante el transcurso del año pueden llegar a aparecer otras cuestiones más sociales que económicas en el Congreso. Por ejemplo, la legalización de determinadas drogas. Sergio Berni, ministro de Seguridad bonaerense, y Sabina Frederic, ministra de Seguridad de la Nación, hablaron a favor del tema.
Asimismo, el tema del aborto es una incógnita y parece haber quedado relegado. A pesar de que tanto Fernández como Ginés González, el ministro de Salud, se mostraron a favor de una nueva ley, hoy el tema no está entre las prioridades.
Pero además de los temas que se pueden tratar, el Congreso será un buen termómetro de disputa política, tanto dentro como fuera de cada espacio. Ya se han visto los primeros chispazos, por ejemplo, entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. Es que los resultados electorales dejaron un Congreso con un formato bastante cercano al bipartidismo, con dos fuerzas que controlan buena parte de las cámaras. La habilidad de los negociadores de uno y otro lado podrán dar réditos al Gobierno y a la oposición.
Pero internamente también hay mucho en juego. El Frente de Todos tiene a sus máximos referentes con espacios de poder diferenciados: mientras que Fernández está en la Rosada, Cristina Kirchner preside el Senado y Sergio Massa, Diputados. Es decir, el matrimonio de tres partes tiene un capítulo especial reservado para el Congreso. Cualquier tensión interna puede repercutir negativamente en la vida legislativa del Frente de Todos.
Del otro lado, la oposición de Juntos por el Cambio vive también sus propios desafíos. Mientras que antes el PRO era el socio mayoritario del espacio, hoy ya no está claro eso. Es que la UCR, además de contar con tres gobernaciones, tiene un peso legislativo levemente superior al PRO. Además, dos de sus figuras que levantaron el perfil en el último tiempo están allí: el senador Martín Lousteau y el diputado Alfredo Cornejo.
En definitiva, el Congreso será la arena de varias pujas clave de la vida política argentina de 2020.













