

El comunicado final es una de las instancias más esperadas del G20, porque resume los acuerdos a los que arribaron las delegaciones y presidentes de los países que lo integran, luego de arduas negociaciones que se terminan de definir durante la Cumbre de los líderes.
Los encargados de negociarlos son los sherpas de las delegaciones, que acuerdan un texto base de consensos que recoge los diálogos sostenidos durante los meses previos a la realización de la Cumbre a la que asisten los presidentes, que es el evento de coronación del G20.
Los sherpas redactan un documento con párrafos sin acuerdo entre corchetes (brakets), que se van quitando con la redacción final. Si no hay acuerdos, se eliminan los párrafos
Pero hay puntos tensos, complicados, sobre los que es más difícil construir consensos. Frente a esto, los sherpas de las delegaciones utilizan un método para identificar aquellas partes con las que la delegación no está de acuerdo y encierran esas frases o partes entre corchetes. Así, el documento se llena de brakets con los puntos más complejos.
Si los sherpas no pueden ponerse de acuerdo, esos puntos son elevados directamente a los presidentes durante los días de la Cumbre, para que intenten dirimir las tensiones o lleguen a acuerdos. Si no se dirimen esas tensiones, se quitan.
Minutos antes de la última sesión de los presidentes, se envía la versión pulida del documento, sin brakets, para la última consideración de las delegaciones. Esta última versión es la que presenta quien preside la Cumbre ese año con el resto de los presidentes del G20.
Según el experto candiense John Kirton le dijo a El Cronista no existen antecedentes en la historia del G20 de que no se llegue a un documento de consenso. "Sería un fracaso de la Cumbre si no se lograra", apuntó Kirton.













