Que Casación, el máximo tribunal penal antes de llegar a la Corte, resuelva como “inadmisible” el planteo que Amado Boudou presentó para ser separado de la causa Ciccone, significa, ni más ni menos, que la situación judicial del vicepresidente en la causa más sensible para el Gobierno es cada vez más comprometida.

El tercer rechazo a la excepción por falta de acción formulada por la defensa de Boudou se interpreta como una continuidad en el análisis de los magistrados, desde el juez Ariel Lijo en primera instancia, pasando por la Cámara de Apelaciones y finalizando en Casación. En los tres casos, aun con diferencias de apreciación, las resoluciones coinciden en un punto clave: a Boudou hay que seguir investigándolo

Quizás el voto de Mariano Borinsky, en disidencia con sus colegas Gustavo Hornos y Juan Carlos Gemignani, y en consonancia con el fiscal Javier De Luca, les den expectativas a los abogados de Boudou para estirar la pelea a la Corte. Ayer, en el máximo tribunal, imaginaban que el expediente iba a llegar en caso de un nuevo revés.

Si bien no está confirmado, parece probable, aunque de haber una decisión de la Corte en el corto plazo, Boudou tal vez no cuente con el único voto que, se supone, le iba a dar un seguro aliado como Eugenio Zaffaroni, de licencia hasta agosto. También en la Corte, se estima, el pedido sería rechazado.

En paralelo, continúa la causa penal, con Lijo teniendo que decidir si cita a Boudou a indagatoria, en línea con el pedido del fiscal Jorge Di Lello, en el marco de la imputación que recae en su contra: efectuar negociaciones incompatibles con la función pública al interceder ante AFIP para evitar la imprenta de la ex Ciccone. Sobre el juez están puestos los ojos de la defensa del ex ministro de Economía, que desde hace tiempo baraja un posible pedido de recusación. Pero también, los de varios magistrados de instancias superiores, que han sido críticos con la instrucción que lleva a cabo.