El Superclásico del fútbol argentino, que enfrentó a River Plate y Boca Juniors, terminó en un escándalo que dejó como saldo una ola de expulsados y un tumulto que involucró desde jugadores, cuerpo técnico y hasta dirigentes de ambos clubes.
El gol de Miguel Borja hacia el final del encuentro por la vía del penal terminó por sentenciar un partido friccionado en el que River Plate demostró más ocasiones de gol que su rival, pero que apaciguó el ritmo durante el segundo tiempo.
El árbitro Darío Herrera ya había tenido que mostrar siete amarillas tan solo en el primer tiempo. Pero el gol del delantero colombiano terminó desembocando en la reacción desmedida de los futbolistas de Boca ante los festejos millonarios.
A los 46 minutos del complemento Miguel Borja anotó de penal, Matías Palavecino se lo gritó a Sergio Romero y se armó una gresca generalizada. Futbolistas, integrantes del cuerpo técnico, hombres encargados de la seguridad y la policía de la Ciudad tuvieron participación en el tumulto.
La terna arbitral se tomó su tiempo y con la ayuda del VAR empezó a repartir rojas para todos lados: los jugadores de River que vieron la tarjeta coloarada fueron Agustín Palavecino, Elías Gómez y Ezequiel Centurión, mientras que por el lado de Boca debieron irse de la cancha Nicolás Valentini, Miguel Merentiel, Ezequiel Fernández y Jorge Almirón (Boca).













