"Era por abajo Rodrigo". La frase utilizada en una campaña política y hasta en un comercial de telefonía móvil, forma parte ya del anecdotario futbolero argentino como recuerdo lacerante de la herida mundialista.

Es sencillo pensar que solo el desacierto de Palacio separó a la Selección Nacional de su rival alemán para alzarse con la Copa en Brasil y colgarse el cartel del mejor del mundo. Pero la base en la que ambos países sustentaron la ilusión para llegar a ese objetivo fue diametralmente opuesta. La Argentina se apoyó en el talento de una generación liderada por Lionel Messi, más allá de los desmanejos financieros y la crisis dirigencial de su fútbol. Alemania, se respaldó en el gerenciamiento profesional de una organización que se dedica a producir futbolistas para competir en el más alto nivel. Una estructura que procura alimentar de jugadores a las diferentes categorías, sin depender del surgimiento de una megaestrella, y mantiene en alza un negocio millonario que procura expandir a nivel mundial de la mano de la televisación de sus encuentros.

Para ello, la Deutsche Fussball Liga (DFL) firmó un contrato con la cadena Fox que el permitirá por los próximos 5 años televisar todos los partidos de la Bundesliga y la Bundesliga 2 a Italia, Holanda, países de Asia, Sudamérica y Norteamérica, mercados a los que apuesta fuerte para ampliar sus fronteras. De hecho, este sábado transmitirá a 80 países el partido inaugural entre el campeón, Bayern Munich, y el Hamburgo. En América latina, lo hará a través de cinco de sus señales (Fox Sports, Fox Sports 2, FX, Film Zone y Cinecanal) y en los Estados Unidos reforzará su llegada con una cobertura especial que incluye el streaming por un canal de YouTube.

La presentación, la realizó el último sábado en Berlín, como previa de la Supercopa alemana en la que el Wolfsburgo superó por penales al Bayern. Y para promocionar la liga, comenzó esta semana una gira que llevará a viejas glorias como Jens Lehmann y Lothar Matthäus a las ciudades de Nueva York, México, Río de Janeiro, Kuala Lumpur y Singapur.

La DFL es el brazo comercial de la Bundesliga, que a su vez es miembro de la Asociación Alemana de Fútbol (DFB). Bajo el comando de su presidente Reinhard Rauball y su CEO Christian Seifert, tiene a su cargo hacer fructificar el negocio del fútbol alemán a través del manejo del marketing, los medios digitales y, fundamentalmente, la venta de derechos de televisión. Y para garantizar el éxito aplica un sistema de licencias que implica una estricta serie de requerimientos financieros, deportivos y de infraestructura que los clubes debe cumplir para poder competir en el certamen. Ello incluye el funcionamiento de academias, en las que cada una de las entidades brinda educación y forma jugadores desde los 8 hasta las 19 años, para abastecer de talento al fútbol profesional.

El resultado, está a la vista. Los clubes encontraron en las academias juveniles una respuesta inmediata a sus necesidades deportivas y financieras, con el surgimiento de estrellas de la talla de Manuel Neur, Mesut Özil, Sami Khedira, Thomas Müller, Mats Hümmels y Mario Göetze, entre otros. Por ello, decidieron multiplicar el presupuesto que le dedican a la formación hasta superar los u$s 1300 millones invertidos desde 2002 a la fecha. Una inversión posible gracias a los balances anuales positivos que ha logrado exhibir la Bundesliga consecutivamente a lo largo de la última década. Los partidos tienen una asistencia promedio superior a las 43.000 personas y en 2014 la Bundesliga alcanzó una facturación de u$s 2810 millones, 12,9% más que el ejercicio anterior, lo que permitió que 13 de sus 18 clubes terminaran el período con saldo favorable. Gran responsable de ello son los derechos televisivos por los que Sky Deutschland paga hoy más de u$s 690 millones anuales (en la Argentina, el Estado paga el equivalente a u$s 176 millones por Fútbol para Todos) a lo que se suma los ingresos por la transmisión internacional.

Ello permite, por ejemplo, erogar hoy 9000 dólares por partido para sumar la tecnología de Ojo de Halcón en cada estadio y mejorar así los fallos arbitrales. Parte de una organización que le permite hoy hacer del fútbol un negocio rentable y ostentar la chapa de campeón mundial.