

Si en la última década el PBI de la Argentina hubiese evolucionado como el promedio mundial, habría sido un 33% más alto que el efectivamente registrado en 2020. Impactados con ese dato, con Juan Sommer, Fernando Baer y Virginia Fernández nos preguntamos cómo se verían, en ese escenario, distintos indicadores clave de la economía. Su discusión puede aportar al planteo de soluciones aunque genere bienvenidas controversias.
Con este espíritu y esta introducción simplificada al tema pretendemos iniciar un intercambio de ideas que den pie al diseño de acciones tendientes a superar la problemática del retroceso observado. Aún teniendo en cuenta que la pandemia marcó una severa complicación para todos los países, queda claro que la Argentina arrastra importantes dificultades, anteriores a la difusión del Covid-19. Las iniciativas a encarar colocarían a Argentina en un sendero económico y socialmente más sustentable.
En lo cuantitativo, dónde podríamos haber estado
En materia macro-fiscal difícilmente habría un problema de la magnitud actual si el escenario fuese el de un PBI 33% más alto. Señalamos algunas observaciones:
De haberse mantenido la recaudación como porcentaje de PBI en los niveles previos (2010-2020) y el gasto real presupuestado para 2021, incluyendo una estimación de los vinculados a la emergencia Covid-19, el Tesoro Nacional registraría en 2021 un superávit fiscal en lugar del déficit registrado. Ello es principalmente por un menor gasto público estimado en 9 puntos del PBI sin alterarlo en términos reales. El cálculo supone que los ingresos se mantienen en la misma proporción al PBI 2010-20 y no incorpora los extraordinarios del año 2021. Ciertamente, hay algunas cuestiones particulares a considerar, como, por ejemplo, ciertas tasas e impuestos recientes y el nivel de subsidios económicos. Además, es de esperar que los efectos presupuestarios vinculados a la pandemia y a ciertas emergencias sociales vayan disminuyendo.
En otra dimensión, la pobreza también sería menor a la efectivamente registrada. Sin considerar cuestiones asociadas a la distribución del ingreso, un incremento del 33% del ingreso agregado significaría que más de 4 millones de residentes argentinos dejarían de estar en el segmento de remuneraciones inferiores a la actual línea divisoria de pobreza.
Es usual que se señale la restricción externa como el principal escollo para expandir sostenidamente el PBI argentino. En la historia argentina encontramos factores externos, no controlados o no anticipados, que impusieron severas restricciones en ese sentido. Sin embargo, es difícil sostener esa argumentación, especialmente al observar la elevada liquidez internacional actual y los precios internacionales de nuestras exportaciones agrícolas. Hoy la cuenta comercial de la balanza de pagos es superavitaria. Aun si la estresásemos por una baja de los precios internacionales y un aumento de las importaciones asociadas al crecimiento del PBI, es probable que la cuenta corriente se convierta en deficitaria, pero nos encontraríamos con que la cuenta capital y financiera resultaría mucho más relevante y definitoria de los flujos externos
En la década pasada tuvimos déficit acumulado en la cuenta corriente y superávit en la cuenta capital de magnitud que superó a los egresos bajo el rubro "formación de activos en el exterior" por residentes. Una parte importante de esa explicación es la deuda contraída en el exterior por el sector público. Además de discutir su conveniencia, hoy esa capacidad de endeudamiento está restringida. Más aun, persisten deseos de salidas de ahorro y la inversión directa es insuficiente.
El debate de las soluciones
La búsqueda de soluciones involucra el debate entre diversas corrientes de pensamiento con distintos enfoques para enfrentar los problemas en la práctica. Para simplificar, identificamos dos enfoques.
Están quienes sostienen que la raíz de los problemas es fiscal. El razonamiento se fundamenta en que se requiere reducir el déficit de alguna manera, pero reconoce que las posibilidades de lograrlo son complejas en Argentina. Considerando la elevada presión fiscal, los caminos pasan por la emisión monetaria o el endeudamiento, muchas veces con el exterior. El primero repercute en mayor inflación, menor demanda de dinero y salida de capitales. El segundo, implica inicialmente expandir el gasto agregado local, apreciar temporalmente la moneda, pero finaliza con disrupción de los flujos de capitales con repercusiones sobre la actividad y el poder adquisitivo. Ambos llevan asociados riesgos de revisión de los términos de deuda, sea formal o por "licuación", limitando la financiación. Como consecuencia, aparecen dificultades para expandir la economía de manera sostenible.
Otro enfoque plantea que la restricción al crecimiento es una cuestión estructural. Esto es, no se crece porque no se generan condiciones que movilicen suficientes recursos para inversión cuando el sector público no cuenta con financiamiento, mientras que los agentes del sector privado enfrentan muy alta incertidumbre, voracidad fiscal y dificultades cotidianas en su actividad. En ese ambiente, se restringen las perspectivas de crecimiento, dando lugar a una economía de emergencia, que incrementa la pobreza, el gasto público e intervenciones del sector público calificadas como "arbitrarias". Así, es cada vez más complicado encontrar una dinámica que genere un "círculo virtuoso" de estabilización con crecimiento.
En la economía, como parte de un todo social, las cuestiones puntuales repercuten en el resto de la sociedad, es decir, afectan el equilibrio general y el funcionamiento de sus partes. Un primer paso sería la búsqueda de decisiones políticas con acuerdos para generar un ambiente que posibilite revertir los inconvenientes del pasado, Esto es, manejarse con lo que puede denominarse una "normalidad" simplificada que incorpore los aspectos positivos de las experiencias vividas, adaptadas al contexto actual. Sería contar con consensos básicos necesarios para diseñar y combinar acciones en múltiples frentes dentro de un concepto de integralidad y no de salidas para resolver algún aspecto parcial. De lograrse, esta conjunción de elementos generaría una dinámica positiva resultante en la materialización de lo que pudo ser y no se concretó.












