El 22 de septiembre la Unión Industrial (UIA) coronará a Adrián Kaufmann como su nuevo presidente. Hasta último momento, el Gobierno buscó -inútilmente- postergar esa asunción hasta después de las elecciones. En realidad, se buscaba un 2 x 1: no sólo patear la coronación en la UIA sino la posible reunión que ya analiza el Grupo de los Seis para darle la bienvenida social al nuevo conductor fabril y que tendría, de fondo, el objetivo de difundir un comunicado que antes de las elecciones generales de octubre, ponga el acento en la necesidad de que los comicios se realicen de modo transparente y sin incertidumbres, como ocurrió en Tucumán.

En definitiva, la fecha (el 22) ya generó algunas humoradas en los pasillos del Palacio de Hacienda y, también en sede de los industriales. El loco, fue el sobrenombre que, de inmediato, surgió en el círculo colorado de los economistas del Gobierno. El apodo se remonta a 2009 cuando Kaufmann fue el titular de la 15º Conferencia que la UIA organizó en Pilar. Por entonces ya comenzaban las presiones entre algunos funcionarios e industriales para convertir a la central fabril en un bastión afín al kirchnerismo. Fueron épocas en que su ex presidente, Juan Carlos Lascurain (hoy timonel de la metalúrgica ADIMRA) defendió las estadísticas del INDEC señalando que en la Argentina no había inflación.

Las presiones transitaban (como siempre suele ocurrir) en el backstage. Fue entonces cuando desde Presidencia se le solicitó a Kaufmann que enviara una copia del discurso que daría como timonel de la Conferencia y como condición para que concurriera la Presidenta. Kaufmann nunca lo envió. Había argumentado que diría en público lo que había dicho otras veces en privado y que le parecía poco institucional la solicitud aunque, en otras ocasiones, esos pedidos se vivieron como intercambios protocolares habituales.

La primavera: es el sobrenombre con el que, en la UIA, prefieren contrarrestar al anterior apodo; en alusión a las brisas de cambio que pronostican vendrán en una entidad que representa a uno de los sectores más poderosos en cuanto a inversión, generación de empleo y de divisas de la economía argentina.

Por eso las fotos en los agasajos del Día de la Industria cotizaron con creces esta semana. Osvaldo Cornide, de CAME, le puso el escenario al gobernador bonaerense y candidato del oficialismo, Daniel Scioli, para que se propusiera como el "presidente del desarrollo". Héctor Méndez, timonel saliente de la UIA y único orador en ese escenario, posó entre Scioli y el jefe de Gabinete (y candidato a gobernador de Buenos Aires), Aníbal Fernández, pero no se privó de decir que la industria no logra despegar y que se debate entre "el cataclismo y la panacea".

La industria supo ser el aliado de los gobiernos de Eduardo Duhalde y de los primeros años de Néstor Kirchner, tras la profunda crisis del 2001 y se convirtió en el motor que remontó la economía. Sin embargo, hasta el propio INDEC reconoce que ahora, en tiempos de cepo cambiario, lleva más de 20 meses consecutivos de caída. A pesar del duro panorama que asoma en Brasil, las perspectivas podrían revertirse en 2016 de acuerdo con un estudio de Abeceb que augura un tibio repunte de1,3%; en especial en automotrices, alimentos y bebidas, petroquímicas y el sector petrolero y químico.

Si fuera así, el próximo Presidente (sea quien fuere) podría encontrar en la industria un aliado necesario. En la UIA lo saben y trabajan en varios temas que hoy considera crucial: competitividad, cepo cambiario, esquema tributario, pymes, economías regionales y acuerdos comerciales. También trabajan contrarreloj para completar el armado de listas de toda la nueva Junta Directiva. Se renuevan casi 50 puestos y, como es el último año del acuerdo de alternancia, se busca no sólo contener a ambas líneas internas (Industriales y Blanca y Celeste) sino representar además los matices que dentro de cada una subsisten.

Desde la conducción de las principales industrias del país admiten que hubo responsabilidades en los últimos años por parte del sector privado por no promover el diálogo y la participación de las instituciones.

Básicamente esta nueva concepción logró, por ejemplo, que Luis Pagani (titular del grupo Arcor) esta vez sí diera la venia a su alfil al frente de la codiciada poltrona fabril. Hace cuatro años había vedado esa posibilidad.

Ahora la nueva conducción en la UIA abriría otras puertas para nuevos perfiles de conducción en otras entidades empresarias. No sólo por un recambio generacional pero sé; sino por un compromiso mayor con las instituciones que saldrán golpeadas de estos últimos 12 años; debido a la deliberada acción de los dirigentes políticos pero también gracias, en muchos casos, a la connivencia del sector privado.