

El dólar volvió a ser la semana pasada el tema recurrente en el mundo empresario. Ya no en base a la discusión respecto de si conviene o no dolarizar la economía argentina, sino sobre algo más terrenal y urgente.

El billete volvió a pegar otro salto y el blue cerró la semana pasada en $ 880, demasiado cerca de una nueva barrera psicológica (en este caso los $ 900) como vienen siendo todas las cifras redondas que se van superando.
"Pensá en verde", dice la publicidad de una cerveza y, sin buscarlo, tanto al Gobierno como al sector empresario se les hace difícil quitarse de la cabeza los pensamientos que dan vuelta en torno del dólar.
El ministro de Economía, Sergio Massa, está convencido de que estos movimientos tienen que ver con "operaciones especulativas" que no buscan más que desestabilizar el escenario a casi nada de las elecciones. Esto, afirma, ya se vio en la previa de las PASO, y con el mismo objetivo de sembrar dudas por todos lados.
Massa sabe que con el 22 de octubre cada vez más cerca cualquier movimiento brusco del dólar puede descolocar al oficialismo. "Esta ya me la hicieron una vez; dos veces no", repite el ministro, al recordar justamente lo que ocurrió en agosto pasado. Incluso, mientras el blue no paraba de subir también comenzaron a flotar rumores de que en breve llegaría una nueva devaluación del peso, algo que desmienten fuerte desde Economía.

La expectativa oficial es que luego de estos saltos de los últimos días, como ya ocurrió en alguna otra oportunidad, las cotizaciones pasarán a mostrar mayor tranquilidad y comenzarán a retroceder. Nadie del equipo económico se quiere quemar y determinar cuál debería ser la cifra a la que se podría llegar; pero la idea es que esta semana sea más tranquila.
Y mientras tanto se intenta mostrar acción para terminar con los "especuladores" de los que habla el Gobierno, por ejemplo con una serie de allanamientos a cuevas.
Los empresarios, en tanto, hacen sus propios números y hablan de un "adelantamiento de los tiempos". Ya trabajaban con una expectativa de $ 1000 para el blue hacia fines de año, pero la realidad indica ahora que con los últimos saltos esa cifra está cada vez más cerca, sobre todo si se tiene en cuenta que algunas consultoras privadas hablan de que la inflación mensual de dos dígitos llegó para quedarse.

El ojo ahora estará puesto, entonces, en cómo repercute esta expectativa en el comportamiento de los precios. Las empresas que hoy tienen acuerdos de congelamiento con el Gobierno insisten desde hace tiempo con la idea de que sus cuadros tarifarios están totalmente atrasados, por lo que habría que actualizarlos. Y en caso de que el dólar no se calme, esa necesidad se hará cada vez más grande.
Esto, desde ya, tendría un golpe directo sobre otra de las patas que más sueño le quita a Economía: la inflación. Porque si bien los acuerdos con empresas de diferentes sectores (Precios Justos) llevan algo de calma en este sentido, también es cierto que las compañías se las ingenian para sacar al mercado "productos paralelos", casi idénticos pero distintos a los que están controlados por el Gobierno, y con los que se aprovecha para recuperar margen.
Esto siempre, claro, a las expectativas que tiene respecto del movimiento del dólar.














