Tiempos de presión cambiaria, algo clásico en la previa de todas las elecciones en la Argentina desde 1983. Esa cobertura responde habitualmente a lo incierto del resultado y/o a las medidas que se pueden tomar al día siguiente del comicio. El comportamiento habitual de los gobiernos hasta ahora ha sido el de brindar noticias agradables al electorado en la previa (populismo explícito) para luego pagar esa fiesta una vez producido el recuento de los votos. La resaca del día después.

En este caso, la presión cambiaria se manifiesta por la incertidumbre del resultado. Ya se conoce lo que hará Javier Milei desde el 27 de octubre: lanzar las reformas pendientes comenzando por la impositiva, sobre la cual ya están trabajando con el Banco Interamericano de Desarrollo. El superávit primario se elevará del 1,6% actual al 2,5% del PBI el año próximo. No hay sorpresas en ese sentido.

Banco Central de la República Argentina. (Fuente: archivo)
Banco Central de la República Argentina. (Fuente: archivo)

El viernes el dólar cerró a $ 1375 cediendo levemente respecto al cierre previo. ¿Llegará ese momento en el cual el BCRA sale a la cancha a vender dólares? Hasta ahora la impresión imperante era que con sólo acercarse a la banda superior de flotación, hoy en $ 1450 (crece 1% mensual), iban a aparecer vendedores de dólares para colocarse en pesos sabiendo que la moneda norteamericana no podía subir más y que por ende, las colocaciones a tasa en pesos estaban vacunadas contra la suba del dólar.

Pero además hay otro motivo adicional: el poder de fuego del BCRA está intacto, virgen, lo que le da credibilidad a que ese techo no se perfore. Más que las palabras, acuerdos con FMI o leyes, lo que importa es el poder de fuego del BCRA para sostener topes al dólar. Basta ver cómo terminó la Convertibilidad por ejemplo. Según el economista Ricardo Arriazu, el armamento del BCRA son u$s 20.000 millones, más que suficientes para que el techo no sea agujereado por el mercado.

Eventualmente, puede ser que haya atisbos del mercado a acercarse a golpear las puertas del BCRA al mencionado tope. La entidad que preside Santiago Bausili, si llegara ese día, abrirá la puerta y la canilla de dólares, absorbiendo pesos al mismo tiempo. Lo viejo funciona. Agosto estará marcado por la megalicitación de deuda del Tesoro por 35 billones de pesos en dos tramos, la insistencia de la oposición en el Congresode voltear el superávit fiscal y la previa de las elecciones en PBA. El excedente de pesos y las tasas de interés marcarán el rumbo de este mes.

Hay mucho en juego: debe quedar claro en 90 días que el populismo tiene pocas o nulas chances de volver al gobierno en la Argentina. Por ahora en provincias y en el Congreso sigue vivito y coleando. Y es lo que impulsa al dólar.