

La sensación de tensa calma del último trimestre que experimentó Amado Boudou se diluyó por completo en menos de 24 horas. Procesado por el caso Ciccone, el más mediático de todos los expedientes que en los tribunales se tramitan con su apellido, el vicepresidente tuvo noticias aun más negativas en otros dos casos que complican su horizonte judicial.
Ayer por la tarde, el juez Ariel Lijo envió a gendarmes a allanar el Ministerio de Economía a cambio de datos sobre los viáticos para viajes recibidos por Boudou entre 2009 y 2011, cuando estuvo a cargo de la cartera. Fue la reapertura formal de la causa por enriquecimiento ilícito que afronta el Vice, “la más pesada” según definen en Comodoro Py, y por la que, más temprano que tarde, tendrá que ir a Retiro a declarar.
Casi sin tiempo para asimilar ese mal trago, Boudou se enteró esta mañana de una noticia mucho más comprometedora. La Cámara Federal rechazó una nulidad presentada por su defensa al dictamen del fiscal Guillermo Marijuan y, casi inmediatamente, el juez Claudio Bonadio elevó a juicio oral y público la causa por la compra de un auto Honda modelo ’92 con documentación falsa.
Con la decisicón del magistrado, el mismo al que desde el Consejo de la Magistratura el Gobierno le redujo el 30% de su sueldo, Boudou probablemente se siente en el banquillo de los acusados el año que viene, en pleno proceso electoral.
Ante ese escenario, surge la pregunta inevitable: ¿Aceptará Cristina Kirchner los riesgos de tener a su Vice enjuiciado durante la campaña de 2015? Están aquellos que piensan que si en los tres primeros años de su controvertida gestión lo hizo, no debería por qué cambiar la estrategia ahora, cuando queda sólo un cuarto de mandato.
Pero también hay quienes creen que una renuncia del Vice oxigenaría la imagen de cualquier candidato presidencial de cara al año que viene y que, en ese contexto, Cristina estaría dispuesta a pedírsela y afrontar el tramo final sin su compañero de fórmula, ese error que reconoce internamente pero que no se anima a confirmar.













