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La devaluación acumulada del peso argentino (ARS) frente al dólar estadounidense (USD) del tipo de cambio oficial fue 20% entre el 1º de octubre y el 31 de diciembre de 2022. En realidad, para las transacciones del sector privado canalizadas a través del llamado Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), la devaluación promedio del peso fue no menos de un 10% adicional.
La implementación de ese tipo de cambio promedio, más depreciado que el de referencia (Comunicación A3500), se dio en un contexto marcado por importantes desequilibrios y formó parte de un conjunto de medidas signadas por pragmatismo en su diseño y ejecución.
Se introdujeron para obtener determinados objetivos, uno de ellos fue aumentar las reservas internacionales. La manera particular de hacerlo tuvo efectos colaterales -algunos positivos mientras otros tienen costos asociados- que merecen ser analizados. Además, surgen observaciones sobre su aplicabilidad a lo largo del tiempo, especialmente si se pretende ir llevando a la economía hacia una situación de cierta normalidad, que, entre otras cosas, genere condiciones de funcionamiento con eficiencia productiva y mejor uso y asignación de recursos.
Una aproximación del cálculo
Una manera de aproximar el cálculo del tipo de cambio oficial "efectivo" promedio a lo largo de un periodo es tomar el universo de transacciones del sector privado, según surge de registros en el balance cambiario en el MULC (datos a oct-22). Seguimos las principales modificaciones cambiarias ocurridas en el 4º trimestre 2022 y ponderamos su incidencia según los volúmenes operados en los últimos 12 meses. A estos efectos, definimos tipo de cambio "efectivo" al que reciben o pagan las personas jurídicas o humanas, incluyendo impuestos o retenciones asociadas a la transacción cambiaria.
Por ejemplo, las exportaciones de soja y derivados representaron 27% del total de exportaciones de bienes en ese periodo anual. El tipo de cambio conocido como "soja II" era ARS/USD 230 contra el publicado oficial general de ARS/USD 177 al cierre de 2022. Metodología similar se usó para los conceptos ahorro y turismo saliente. Así, nos da un tipo de cambio oficial promedio ponderado para fin de año de ARS/USD 191.
Si, además, incluyésemos otros conceptos, como ser exportaciones de determinados servicios, ciertas importaciones, turismo receptivo, etc. que bajo distintas formas reciben un tipo de cambio "efectivo" directo o indirecto con una devaluación mayor al ritmo de ajuste del oficial, el cálculo del tipo de cambio "efectivo" promedio sería superior a ARS 195 a fines del 2022.
Efectos colaterales de corto plazo:
- Nivel de reservas internacionales del BCRA: se fortalecen en la medida que implica un tipo de cambio transitoriamente más favorable para algunos exportadores y una señal de tipo de cambio permanente más oneroso para cierto tipo de demandantes de divisas. Sin embargo, para mantener este efecto parcial, se debió complementar con crecientes restricciones cuantitativas de acceso al MULC para los otros demandantes de moneda extranjera, incluyendo importadores. Queda el desafío de mantener elevada la liquidación por exportaciones en el futuro.
- Precios domésticos: los productos o servicios que fueron beneficiados por algún tipo de cambio diferencial más alto (ej, USD soja) tienen menor incidencia en el nivel general de precios. Colateralmente, mayores restricciones al acceso a divisas para el comercio pueden dar pie tiende a dar lugar a aumentos de precios en un mercado con menor competencia y donde las expectativas pueden ser afectadas por la percepción de más limitaciones a la oferta local de esos productos.
- Ingresos tributarios: varias de las mejoras de lo que definimos como tipo de cambio "efectivo" se reflejan en mayores ingresos tributarios. Por ejemplo, el cobro de retenciones por las exportaciones de soja a un precio en pesos más alto, impuestos sobre la compra de divisas para turismo saliente y formación de activos en el exterior, entre otros. Pero, si bien una parte de esos mayores ingresos es recurrente, otra puede serlo o no. como es el caso de las liquidaciones del USD soja ya que corresponde dirimir si hubo anticipos de lo que hubiesen sido ingresos venideros o si se materializarán pérdidas para el fisco por diferenciales cambiarios.
- Cuestiones monetarias: la compra de divisas por parte del BCRA significa emisión monetaria respaldada por su contrapartida en el incremento de las reservas internacionales. Ello sería normalmente absorbible si se diese en un contexto de aumento de la demanda pesos. La cuestión es si ese aumento de la oferta de dinero no es acompañado por un mayor deseo de mantenerlo, que entonces generaría presiones inflacionarias asociadas a incertidumbres diversas. En ese sentido, se contrarrestaría la mayor oferta de dinero con mecanismos de absorción, que conllevan potenciales desafíos para la ecuación costo-beneficio del BCRA.
Observaciones sobre aplicabilidad en el tiempo
Las diversas expresiones cambiarias vigentes en la actualidad deberían entenderse como respuestas transitorias en la búsqueda de llegar a un funcionamiento más estable y eficiente, con fluctuaciones del tipo de cambio que sea menos vulnerable a posibles alteraciones políticas y compatible con un mejor funcionamiento de la economía.
Dados los desequilibrios iniciales, la transición está (o puede ser) pensada como elemento de mitigación de las potenciales consecuencias, sociales entre otras, de alteraciones cambiarias bruscas. Aun justificado así, los costos asociados a la transición no son menores. La mera administración de un sistema como el actual conlleva ineficiencias que, de perpetuarse, terminan afectando la productividad, competitividad, oportunidades e ingresos de la población. Además, genera un sistema de incentivos que puede derivar en elevada discrecionalidad y pérdidas de todo tipo de recursos. Más allá de las necesidades coyunturales, el reconocimiento de esta realidad puede gestar una nueva etapa de madurez en las decisiones de política económica.














