

Hoy no sólo es el día más esperado por millones de argentinos y por millones de ciudadanos del resto del planeta. Por diferentes razones, la Presidenta, Amado Boudou, la mayoría de los ministros, los gobernadores, los intendentes y una buena cantidad de legisladores y de empresarios celebran el comienzo de esa fiesta global llamada Mundial de Fútbol. Esta vez le toca a Brasil organizarlo por lo que la música del festejo suena bastante cerca de la Argentina. A partir de la media tarde, cuando la ceremonia inaugural se ponga en marcha, la inflación, el déficit fiscal, la falta de inversiones, las investigaciones sobre corrupción y la inseguridad cotidiana tendrán un protagonismo un poco más moderado que el habitual de estos últimos tiempos. No es que vayan a desaparecer los problemas ni mucho menos. Pero habrá un foco de atención que va a robarles pantalla a las angustias cotidianas.
Claro que el Mundial de Fútbol no es únicamente un evento deportivo. La Copa que se disputa en Brasil costará cerca de 12.000 millones de dólares y se ha transformado en el torneo más caro de la historia. Nuestra Selección Nacional es una de las mejores cotizadas del planeta y nuestra estrella futbolística, Lionel Messi, es el jugador que suma más ingresos por sponsors del mundo. Por todo esto y mucho más, El Cronista y cronista.com vienen desarrollando desde hace un mes y lo harán hasta el 13 de julio en que termine el campeonato, una cobertura especial para transmitir la dimensión económica, financiera y de marketing que el Mundial ha adquirido desde sus comienzos.
Las apuestas para determinar quién será el ganador del torneo suman ya un record histórico. Y no sólo se hacen por las vías tradicionales sino que también invadieron el mundo virtual de los bitcoins. Este Mundial será el más visto por TV, por computadoras, por tabletas, por celulares y el más difundido en las redes sociales de todos los que se han disputado. Y es por eso que los gigantes corporativos Twitter y Facebook desarrollaron herramientas para tratar de seducir a sus usuarios. Como antes sucedía con las guerras, ahora son los mundiales de fútbol los que logran darle un salto cualitativo a la tecnología: apenas basta con señalar que cada uno de los partidos serán transmitidos por 34 cámaras de HD de última generación.
Cristina Kirchner intenta pegar el Mundial al engendro propagandístico del fútbol para todos. Dilma Rouseff cree seriamente que si las cosas le salen mal verá comprometida su reelección presidencial. Los peronistas, los radicales y los macristas proyectan aplicaciones para ganar votantes entre gol y gol. Habrá pantallas gigantes para los fanaticos en las calles y convocatorias ineludibles en la City porteña para los agentes financieros. Nadie se quiere quedar al margen. La idea es compartir entonces cada detalle del fútbol en su máxima expresión, ese deporte que mueve océanos de dinero y genera negocios multimillonarios mientras inflama los corazones de la aldea global.













