

El año 2018 fue una cachetada para muchos tipos de inversores, para los pacientes y los impacientes, los amateurs y los profesionales. Recientemente, los medios colocan en tapas rojas las pérdidas de capital en el sector de tecnología, en materias primas como el petróleo, en acciones de emergentes, y más doloroso aún está siendo en activos “novedosos y “revolucionarios como las criptomonedas.
Resulta interesante aprovechar el hecho de que este año no hubo lugar donde “esconderse para revisar la cartera de inversión, los objetivos y en lápiz y papel anotar las lecciones aprendidas.
Creo que hay dos lecciones a la mano: entender el concepto de riesgo y de burbuja. Porque el año 2017 terminó bajo el mantra de que “no hay riesgos en el horizonte (“el Sr. Trump no hará nada alocado , decían los titulares, o “el Brexit no supone grandes aventones , escribían analistas en varios reportes, o “el Sr. Macri reformará su país y esta vez será diferente , gritaba la hinchada), que en realidad no es más que la primera alarma de algo mayor.
Lección número 1: el riesgo no se puede predecir, pero si se puede estar preparado
Invertir consiste casi exclusivamente en trabajar con una materia prima: el futuro. Dado que nosotros, los humanos, no podemos predecir el futuro con certidumbre, el riesgo se vuelve presente y resulta difícil escapar de él. Así entonces el riesgo podría definirse como “más eventos que pueden suceder antes que van a suceder por lo cual la incertidumbre no es más que un rango -una distribución- de posibles resultados/retornos. Los eventos probables no suceden, fallan, mientras que los eventos improbables suceden casi todo el tiempo.
El riesgo no proviene de activos de mayor o menor calidad sino de pagar precios muy altos tal que sus retornos futuros tienen más terreno de pérdida que ganancia, y esto no se puede eliminar. Solo se puede transferir y esparcir a otros inversores. Los precios altos son consecuencia de que las emociones de los inversores son muy optimistas, ven todo muy positivo, y el exceso de optimismo deriva de un alejamiento de la noción del riesgo y perdida de capital (perder el dinero inicial). Recuerde que hay una larga lista de empresas que alguna vez en sus vidas fueron descriptas como de “alta calidad o “imposible que desaparezcan y hoy yacen en el cementerio.
A modo de ejemplo el mercado de bonos americano se sitúa en promedio a 33x “ganancias , mientras que su índice de acciones a 21x ganancias cuando su lugar histórico está en el orden de 15x. Empresas de consumo masivo, marcas que Ud. encuentra en el supermercado, cotizan a poco mas de 40 veces lo que ganan anualmente (el número 40 puede interpretarlo como que el Sr. Mercado espera que las ganancias de una empresa de gaseosas aumente año a año un 40%, son gaseosas no teléfonos de pantalla enrollable) cuando el crecimiento de sus ganancias en los últimos cinco años están siendo más que flacos y el retorno al capital (tasa a la que ellos reinvierten el capital producto de las ventas y a la que crece su inversión) en muchos negocios vienen en disminución. Por citar dos casos, Coca Cola y Walmart pasaron de trabajar el dinero (retorno al capital empleado) desde un 17% de tasa al 9% sin perder cuota de mercado (market share).

Esto lleva a entender que los ciclos existen, que no duran para siempre y que cuando el dinero está barato llega el momento del apogeo (precio altos, retornos futuros bajos, pico del ciclo, y el optimismo) seguidos de tremendas caídas (precios bajos, retornos futuros altos, competencia por el dinero, valle del ciclo, clima de negativismo extremo). A modo de ejemplo: colapso del real estate en 1989-1192; mercados emergentes 1994-1998; Long Term Capital Management en 1998-2000; industrial del cine en 1999-2000; compañías de internet en 2000-2002; crisis hipotecaria en Estados Unidos en 2008 y sus secuelas en Europa en 2011.
Las personas tendemos a ignorar los ciclos y a extrapolar eventos del pasado, nuestra descarriada psicología es nuestra peor arma. Las personas durante un tiempo creen que a las empresas que les va bien les ira bien por siempre (Facebook, Twitter, Netflix, Tesla, Paladio, etc.) y que las inversiones que están generando retornos exuberantes lo repetirán una y otra vez. Habitualmente sucede lo contrario y la historia tiene pruebas para mostrar ante el juez.
Lección número 2: nunca olvidar el péndulo
El vaivén de los precios de los activos financieros puede graficarse como un péndulo. Cuando la pelota está en un extremo, tarde o temprano, irá hacia el contrario. En 1987, 2001, 2008 invertir en Estados Unidos era un deporte extremo, las malas noticias, la depresión y los precios divergentes del valor estaban a flor de piel. Lo mismo ocurrió con emergentes de forma contraria, exceso de noticias positivas, perdida de la prudencia y altas valuaciones pasaron a hoy con eventos negativos, lluvia de malas noticias y valuaciones de feria.
Así se va gestando las tres etapas de un mercado alcista:
(i) algunos pocos creen que las cosas irán mejor;
(ii) inversores toman noción de que los cambios propuestos e implementados por el director o equipo económico están visible en la realidad y números;
(iii) casi todo el mundo acuerda que el contexto será igual de positivo en los años venideros (desde hace ya meses el Sr. Trump repite que “lo que viene es aún mejor , “el crecimiento será histórico ).

Las valuaciones (lo que Ud. oye como “Price Earnings o “PE ) recogen ese cambio psicológico, el humor del inversor, pero no así los fundamentales (crecimiento económico, mantenimiento de cuotas de mercado, ventajas competitivas del servicio, etc.) por tanto explotan como una botella de champagne. Argentina fue claro ejemplo, cuando en 2015 las compañías tenían valuaciones muy bajas (en promedio 4 veces ganancias) hasta superar -no hace mucho- los 15 veces. (Mientras que el crecimiento económico, el fundamental, fue más bajo).
Por su el contrario, un mercado bajista tiene también tres etapas:
(i) algunos pocos reconocen que la fiesta no durará para siempre (hoy gente como Ray Dalio o El-Erian o Howard Marks hace meses vienen alertando. En argentina hubo ejemplos de algunos analistas no mediáticos);
(ii) mayor cantidad de inversores toman noción de que las cosas se están o van a deteriorar (en Argentina está el caso de la inflación, muchos creían que el gobierno no podría, en el exterior ya muchos piensan que Estados Unidos está descalibrando las reglas básicas);
(iii) la mayoría piensa que todo irá para peor (hoy, los medios internacionales hablan de una guerra a corazón abierto entre dos potencias y en Argentina tenemos sobrados ejemplos en la materia del pesimismo extremo -mucha veces con razón por la inoperancia de los mayores-).
Las preguntas que podría hacerse el inversor interesado en el día del partido antes que mirar asustado el color rojo de la televisión, son: cuán largo es el hilo del péndulo para que empiece a dar la vuelta, qué eventos harían que el péndulo se detuviese en tal extremo y comience el camino inverso; y cuan lejos podría ir y durar en el otro extremo.
Recuerde siempre que a la hora de invertir lo que importa es su objetivo. Si Ud. quiere ser más exitoso que el promedio tendrá que batir a los contrincantes. Para lo cual necesita suerte y habilidad analítica y emocional superior.













