

Días antes de ser llamado a reemplazar a Alfonso Prat Gay, Nicolás Dujovne dijo en una charla privada que, de última, en caso de ser necesario, la Argentina tenía la posibilidad de recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Lo dijo en respuesta a la duda de un asistente sobre la eventualidad de que se cerrara la ventana del financiamiento privado internacional.
Aunque eso sucediera, Dujovne tranquilizó a la audiencia revelando que gobierno podía recurrir al FMI, para obtener preventivamente una línea de crédito, de baja condicionalidad.
Quizás no sea necesario usarla. Muy probablemente el sólo hecho de conseguirla y decir que está disponible funciona como muestra de fortaleza y funciona para aflojar tensiones.
Es la reacción del Gobierno a la certeza de que se está cerrando rápidamente la posibilidad de colocar deuda en el mercado voluntario. Por los cambios que están ocurriendo en el mundo financiero, con la suba de tasas que llevó el rendimiento de los Bonos del Tesoro de 10 años de 2,4% a fin de 2017, hasta rozar el 3% actualmente. Y que todavía no terminó. Los analistas esperan que llegue a 4% a fin del año próximo.
La decisión de volver a recurrir al financiamiento del FMI implica admitir la emergencia. Llegó la hora de romper el cristal y sacar el matafuego. Aunque políticamente lo más probable es que el Gobierno tenga que enfrentar un previsible rechazo de la oposición.
La Argentina es socio pleno del Fondo, y en 2016 aumentó la cuota a 3.187,3 millones de DEGs (derechos especiales de giro). El país tiene la posibilidad de obtener hasta 5 veces la cuota. Traducido a dólares estadounidenses, como cada DEG cotiza en u$s 1,4271, esto significa que detrás del cristal hay no menos de u$s 22.500 millones.
Las condiciones para la concesión de acuerdos de crédito stand by se flexibilizaron a partir de 2009. La crisis financiera global hizo que el FMI mejorara su capacidad de respuesta para asistir a los países que enfrentan problemas de balanza de pagos. En 2016 se volvieron a aliviar los requisitos. Se elevaron los topes disponibles, que ya se habían duplicado en 2009. "El nuevo marco también amplía la posibilidad de tomar préstamos de alto acceso con carácter precautorio", explica el organismo multilateral.
Argentina completó el 18 de diciembre la revisión del Artículo IV, misión encabezada por el técnico Roberto Cardarelli. El staff del FMI aprobó la revisión dos días antes de fin de año. Está al día y, aunque desde Washington se planteó la necesidad de "avanzar más en la reforma del lado de la oferta para promover un crecimiento vigoroso, sostenido y equitativo", la directora gerente, Christine Lagarde, manifestó públicamente su apoyo a la estrategia gradualista del gobierno de Cambiemos, que el presidente Mauricio Macri volvió a ratificar.
Las condiciones para acceder a los acuerdos de crédito son hoy más simples, respecto de los anteriores acuerdos de stand by o de facilidades ampliadas que anteriormente negoció la Argentina. Y los recursos ahora están disponibles en forma inmediata.
Servirán para comprar tiempo, pero no para seguir eludiendo las reformas pendientes.













