

La disparada del dólar ha dejado a nuestra generación –los millennials- en una verdadera encrucijada. Muchos de nuestros intereses, proyectos de vida y emprendimientos están vinculados con el dólar o condicionados por él. Lo podemos ver en nuestra vida diaria cuando la suba se traduce rápidamente en un aumento del costo de vida de las y los argentinos.
Esta trepada de la divisa norteamericana representó, en un año, una devaluación de casi 50% del peso argentino. Eso significa que nuestros salarios (en pesos, claro, y que no aumentaron a un ritmo ni siquiera cercano) valen mucho menos en dólares que lo que valían el año pasado. Un nockout a la autoestima y el orgullo millennial en un escenario nuevo y complejo.
Muchos de nuestros intereses, proyectos de vida y emprendimientos están vinculados con el dólar o condicionados por él.
Se nos complican, ahora, algunas de las cosas que hacen a nuestra generación. Complicados para viajar, para comprar algo en el extranjero. Los servicios como Netflix y Spotify, ¡uff!, ya están cargados en la tarjeta y están en precio dólar. También el antivirus de la computadora.
Este momento es especial para los millennials. Los interrogantes que nos genera este proceso nos encuentran en pleno desarrollo de nuestros proyectos de vida. Estamos insertados en el sistema de producción hace un tiempo. Somos una de las principales fuentes motoras del mundo y empezamos a ver con preocupación la posibilidad de realización de nuestros proyectos.
El dólar y los millennials
Allá por el 2000, los millennials más “adultos apenas pasaban los 15 años (si consideramos que en argentinos nacieron en la segunda mitad de la década del ´80); hoy unos cuantos ya rompen la barrera de los 30 y la gran mayoría se ubica por arriba de los 25. Es decir que esta es la primera vez que nos toca enfrentar desde espacios de responsabilidad, gestión y emprendedorismo las consecuencias de una devaluacion como la que se produjo en los últimas meses.
Nuestra generación es narcisista y tiene grandes proyecciones. Es verdad. Tenemos una preocupación y responsabilidad social profunda y queremos hacer de este, un mundo mejor. También eso es verdad. Pero no somos la generación del padecimiento. Esa de “hay que sacrificarse hoy para recibir beneficios en el futuro . Somos la generación del hacer y resolver ahora. El futuro es hoy. Hay gente padeciendo hoy y el futuro queda lejos y les pertenece a las generaciones venideras.
No somos la generación del padecimiento. Esa de “hay que sacrificarse hoy para recibir beneficios en el futuro . Somos la generación del hacer y resolver ahora.
El sueño de la casa propia
Facundo es uno de esos millenials “adultos que tenían 15 años en 2000. Entrados los treinti empezó a consolidar algunos aspectos de su vida, entre ellos la casa. En ese mambo se encontró nuevamente interactuando con el dolar. “El 90 por ciento de las propiedades que están en el mercado están en dólares y los préstamos que te dan en el banco son en pesos , relata.
Su voz hace una de esas pausas en las que se corta la respiración y cuenta como, sentado en las oficinas de crédito hipotecario del banco, vio muchas “operaciones caídas . Jóvenes, en su mayoría parejas, que se quedaban sin poder alcanzar el anhelo de su casa. “Vi sueños romperse .
Importaciones y viajes
Hay dos testimonios más a mencionar, luego las consultas a millennials amigos.
Amanda es una de esas millennials compradoras vía internet. A veces para revender, a veces para sus propios proyectos. “Si bien ahora hay menos restricciones para comprar en el exterior, con la devaluación en realidad se hace más difícil, porque la plata en pesos no te alcanza como antes y si le subís el precio permanentemente a todo, es más difícil sostener las ventas , comenta.
Esta realidad económica atenta contra nuestro entusiasmo emprendedor. Pone realmente en jaque, no solo nuestros proyectos, sino también nuestro entusiasmo.

El turismo, uno de los rubros que se encarecen
Viajar nos ayuda a expandir nuestras experiencias y nos satisface la curiosidad de explorar nuevos horizontes. Está instalado en nuestra vida y, aunque es probable que sea más complicado de ahora en adelante, también es cierto que difícilmente dejemos de hacerlo.
En algunos pasajes del mundial de Rusia se vio cómo los hinchas argentinos cantaban pidiendo que baje el dólar. Santiago, tripero, futbolero y viajero, fue uno de ellos y cuenta: “La verdad es que mientras estábamos acá empezamos a ver cómo se devaluó el peso. Mi sueldo es en pesos así que de un día para el otro lo que acá estaba a un precio fijo, a mí se me iba encareciendo cada vez que pagaba con la tarjeta de débito .
Ingenio y timón
La escalada en el precio del dólar afecta por igual a todas las generaciones. Y suena a problemas, a grandes problemas. Algunas generaciones vienen con más práctica, otras estamos experimentándola en primera personas recién ahora; las más jóvenes lo perciben, pero aún esperan su momento.
Las alternativas existen y será cuestión de alimentar el ingenio, la imaginación y tomar el timón para salir de este problema. Ingenio e imaginación son dos virtudes que las tenemos bien trabajadas. Lo de timonear promete ser un verdadero desafío.













