El mundo Milei hoy es 100% expectativa. Lo demuestra el salto que dio el Indice de Confianza en el Gobierno que elaboran la Universidad Di Tella y la consultora Poliarquía: en noviembre se disparó 17,5% frente al mes previo, básicamente por el contundente resultado electoral obtenido el 26 de octubre.
En el plazo transcurrido desde entonces, el Gobierno se concentró en la preparación del escenario en el que deberá trabajar para cumplir esas expectativas. Durante el fin de semana surgieron ya precisiones sobre los reemplazos pendientes en el gabinete, con la sorpresa del ascenso del jefe del Ejército a ministro de Defensa. Es probable que el Presidente comparta hoy la novedad de manera más formal cuando se siente con su equipo en la Casa Rosada.

Diego Santilli continuará con los encuentros que faltan para cerrar acuerdos con los gobernadores. En las próximas horas le tocará el turno a Hugo Passalacqua, de Misiones, y si la agenda lo permite, seguirá con Carlos Sadir, de Jujuy. Luis Caputo, en paralelo, tiene a su cargo resolver qué tipo de retoques aceptarán hacerle al Presupuesto 2026 para contar con el voto de los aliados en el Congreso. El objetivo no es hacer una concesión general, sino compensar “por afuera” a los mandatarios que decidan acompañar.
Todo este armado genera una presunción optimista sobre la economía, tanto de parte del empresariado como de la sociedad que acompañó con su voto a La Libertad Avanza. Pero la pregunta que asoma es si con la velocidad que el Gobierno quiere imprimirle a la gestión, será suficiente para empujar un poco más los indicadores de actividad y consumo.
La principal preocupación social aún se define con una oración de cuatro palabras: la plata no alcanza. Para que haya una recomposición de los ingresos todavía es necesario un ritmo de aumento de los precios más suave. Noviembre promete seguir en torno a 2% y diciembre no quedará muy lejos. La tranquilidad postelectoral del dólar ayudó a calmar los reajustes. No obstante, para llegar a la meta fiscal se requerirá mantener subas de tarifas que permitan recortar los subsidios a la energía.
Como se ve, más allá del impulso reformista (que si sale bien se sentirá más en el ánimo inversor de cara a 2027) son las propias necesidades del Gobierno las que contienen la recuperación. Los ajustes de servicios públicos y la cautela que aplica el equipo económico para moderar la tasa de interés, retrasan la vuelta del crédito.
El nivel de endeudamiento de las familias es muy alto (cada cliente bancario debe en promedio $ 5,6 millones y la mora también: 8,6%. En consecuencia, el único movimiento que podría enderezar el rumbo del consumo es el proceso de desdolarización que ya se percibe en la City. Esa demanda de pesos ayudaría al BCRA (que necesita reservas) y repondría liquidez para que baje el costo del dinero. Habrá que esperar unas semanas más para ver si esta tendencia es parte del círculo virtuoso que se activó el 26-O.
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