

No es fácil ser imparcial al recordar una persona, cuando se han compartido con el mas de 40 años de vida. Sin embargo, en el caso de Antonio Cafiero, cualquier observador puede ver su vida como una permanente suma de opciones por los valores, que lo convirtieron en un personaje fundamental de la historia política argentina. Porque no entendía a la política como una búsqueda desesperada del poder a cualquier costo, Antonio se veía enfrentado permanentemente a opciones éticas que resolvió siempre desde sus valores trascendentes. Antonio siempre optó por aquello en lo que creía.
Siendo uno de los ministros estrella de Perón, renunció en desacuerdo con el enfrentamiento irracional con la Iglesia. Se presentó voluntariamente detenido en 1955 y 1976 (cuando era Embajador ante la Santa Sede, pudiendo quedarse en Europa) para lavar su nombre. Jugo todo su capital político en 1983 cuando lideró la Renovación para enfrentar a un peronismo autoritario y violento.
Optó por sus convicciones cuando votó por la ley de divorcio, a pesar de un matrimonio de décadas, militancia religiosa y 10 hijos. Sorprendió a propios y extraños diciendo que lo hacía "por amor a Anita, mi mujer, porque si por un error mío ella optase por divorciarse, debería tener la libertad de hacerlo".
Volvió a jugarse por la democracia cuando acompañó a Alfonsín a Campo de Mayo y luego se puso a su lado en el balcón de la Rosada. Seguramente perdió la Presidencia cuando habiendo derrotado a Alfonsín y teniendo el campo orégano hacia el poder, prefirió el diálogo a la confrontación e hizo votar los paquetes económicos necesarios para intentar frenar el desastre inminente. Pudiendo usar su poder omnímodo para amañar las internas contra Menem, mantuvo las reglas del juego que le daban ventajas a su adversario y perdió la elección. Fue un Legislador ejemplar coronando su paso por el Senado cuando decidió enfrentarse a sus pares en el caso de las coimas (la Ley Banelco). Amigos de toda la vida le dieron vuelta la cara, lo acusaron de soplón y torpedearon sus iniciativas. Sin el testimonio valiente de Cafiero, el caso nunca hubiese avanzado como lo hizo.
Una y otra vez optó por rodearse de jóvenes, a quienes abrió un camino político que fueron protagonistas centrales de las décadas posteriores. O sea, que disfrutó con el éxito ajeno tanto como con el propio.
Recorrer la biografía de Antonio desde esta perspectiva, nos lleva a reflexionar sobre las formas de ejercicio del poder.
La política parece haber naturalizado las enseñanzas de Maquiavelo, según las cuales el logro y sostenimiento del poder es una lucha implacable en la que la ética y los valores son básicamente una molestia. La política entonces se convierte en un fin en si mismo, una suerte de circulo vicioso donde nada puede entrar, salvo el timing necesario para encontrar oportunidades, aliados y adversarios.
Sobre este tema discutimos horas, días, luego del apabullante triunfo de Septiembre de 1987, en el que ganamos 20 Provincias y dejamos sin capacidad de maniobra legislativa al radicalismo gobernante. Una sociedad frustrada, cansada, había pedido al peronismo encabezado por Cafiero que pusiese un límite definitivo a los radicales; pensamiento tal vez mágico, pero que definía un norte para cualquiera que quisiese la Presidencia en 1989: mas conflicto.
Nos reunimos con Alfonsín, Sourrouille y Machinea a pocos días de nuestro triunfo. Ellos nos mostraron la realidad de una economía moribunda, a menos que se frenase el desorden macroeconómico. A la salida, Alfonsín abrazó a Cafiero, diciéndole "Dr, el País nos necesita", a lo que Antonio, contestó "cuente conmigo", sellando de tal manera su propia suerte electoral.
La historia política argentina ha sido por décadas, una suma de enfrentamientos repetitivos que han impedido la concreción de los proyectos, ha acelerado las crisis económicas, destruido instituciones y generado un camino casi fatalista del que cuesta mucho apartarse.
La corrupción ha sido otroengranaje de este círculo vicioso, siempre auto justificado por la necesidad de mantener el poder.
Antonio Cafiero, honesto, sano, fue una muestra de que la esperanza de una política diferente es posible; que se puede dejar un mensaje con el ejemplo; en fin que los valores valen. Gracias Antonio.










