

La vigésima cadena nacional del año de Cristina Fernández de Kirchner ocurrió en silencio. Escoltó la llegada del sable corvo del general San Martín, llevada por un granadero, y la ubicó en la vitrina del Museo Histórico Nacional, en Parque Lezama. Fue un acto cargado de símbolos kirchneristas excentos de la palabra presidencial.
Sin cadena, precandidatos oficialistas y opositores hablan o callan a través de imágenes. La estrategia cada día se profesionaliza más. De hecho, no hay una foto de Daniel Scioli o Karina Rabolini que se envíe sin su previo consentimiento. El PRO de Mauricio Macri hasta tiene un manual donde se enseña qué responder en los reportajes, qué palabras usar, cómo aparecer antes las cámaras. El manual ahora lo estudian sus aliados radicales y basta una mirada en la red social Twitter para comprobar que los radicales se expresan en lenguaje del PRO cuando dicen que "empieza el cambio".
La semana que pasó Mauricio Macri, Sergio Massa y Daniel Scioli se prestaron al humor de Showmatch, el programa de mayor rating de la TV. Las cenas y almuerzos de Mirtha Legrand, el programa Intratables con Santiago del Moro y la mesa de Alejandro Fantino, comparten el mismo privilegio de selectos anfitriones. Con su poco feliz imitación de su adversario interno frente a Carta Abierta, Florencio Randazzo consiguió convertir el trío en cuarteto y durante por lo menos 48 hs los medios hablaron de él y de algunos de sus planteos.
Sin embargo, también las imágenes callan. Por omisión, hablan de lo que no se puede hablar. Fue una sorpresa destacada que Scioli fuera el único ausente en el festejo de Juan Manuel Urtubey el domingo 17 en Salta. Lo mismo ayer en Chaco, donde toda la escena quedó para Jorge Capitanich y el gabinete de Cristina, con Randazzo incluido.
Sin embargo, tanto Scioli como Rabolini, se reparten el mapa electoral sin dejar lugar fuera de su agenda: el bonaerense apuesta a respaldar y repaldarse en el PJ de todo el país, incluso donde el pronóstico electoral sea adverso, como en la Capital con Mariano Recalde.
Lo que sucede, explican en su entorno, es que el gobernador de Buenos Aires planifica su campaña como el jugador de ajedrez que es. "Siempre piensa la jugada siguiente", afirman. Y la siguiente, a veces, puede no ser un triunfo sino una derrota. Apuesta además a la diferenciación con su adversario y se muestra más como Cristina que no viaja. Eso ocurrió en Chaco y en Salta donde Scioli inauguró una nueva estrategia: no ir a ningún búnker electoral. "Alrededor del campeón hay cola", dijo ayer a Página 12 y agregó que su idea es "estar cuando los escenarios son difíciles".
Pero tampoco viajó Sergio Massa a Salta a festejar con su delfín, Gustavo Sáenz, que arrebató la intendencia de la ciudad Capital al candidato de Urtubey. Para potenciar el premio menor invitó a Sáenz a Tigre y posó con él junto a sus intendentes de Buenos Aires.
Curioso: aunque Sáenz fue en la boleta de Juan Carlos Romero y Alfredo Olmedo, en campaña Massa había enviado postales salteñas con Sáenz a su lado y ninguna con Romero, el gran perdedor.
Lo mismo hizo Mauricio Macri que envió a Salta a Gabriela Michetti, Patricia Bullrich, Javier Castrilli, entre otros, pero sólo para acompañar a candidatos a diputados provinciales 100% PRO, sin contacto con sus aliados de "la vieja política", al decir de los que ganaron el debate interno en el macrismo para evitar fotos o alianzas incómodas: el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba y Marcos Peña se impusieron en la pulseada con Emilio Monzó en ese sentido.
El tironeo por las fotos lo sufren sobre todo los radicales del norte. Gerardo Morales, como precandidato a gobernador, pateó el tablero al anticiparse y posar con Sergio Massa mucho antes de que Ernesto Sanz cerrara un acuerdo con Macri. Ahora lo tironea el jefe de gobierno porteño y este fin de semana se sacó una foto con Margarita Stolbizer que ni siquiera está en el mismo espacio de la UCR-Coalición Cívica-PRO.
El tucumano José Cano finalmente le concedió foto y apoyo a Macri que viajó junto a Sanz, presidente del partido radical y abridor de puertas al macrismo. Se supone que esta semana que comienza Cano concederá otra foto, esta vez a Massa y su aliado para las PASO José Manuel De la Sota, una imagen que estaba pautada para días atrás y se canceló porque coincidía con la visita del jefe de gobierno porteño.
En Mendoza el triunfo en las PASO de la fórmula Alfredo Cornejo-Laura Montero excluyó de la foto ganadora a los aliados. Con apoyo de todas las fuerzas, la noche del triunfo, el domingo 19 de abril, dejó en evidencia la contradicción política de los dirigentes que acuerdan en algunas provincias más chicas, pero compiten en Buenos Aires, Capital, Santa Fe y sobretodo en la elección nacional. En Mendoza los radicales excluyeron de la foto a sus aliados porque la contradicción desató pelea. Mientras Sanz invitaba a Macri, Cobos exigía el mismo trato para Massa. Tras los llamados pertinentes, segundos quedaron afuera.
La seguidilla de fotos llenan las casillas de correo. Macri recorre con María Eugenia Vidal la Provincia y la Capital con Horacio Rodríguez Larreta. Massa se muestra rodeado de gente y con Francisco De Narváez, casi a diario, su mejor carta electoral hoy en Buenos Aires. Scioli también sabe mucho de esto. En el exilio interno al que lo sometió Néstor Kirchner cuando por desconfianza lo relegó a tocar la campanita en el Senado, mantuvo su presencia pública gracias a las fotos con personalidades destacadas para las que creó el Premio Sarmiento.
Julián Domínguez, hoy presidente de la Cámara de Diputados y precandidato a gobernador aprendió y se muestra con equipos técnicos tanto como ayer lo hacía con artistas. Massa incluso intentó desalentar rumores sobre el éxodo de dirigentes con fotos que lo mostraban con Darío Giustozzi y Jesús Cariglino. No alcanzaron las imágenes para retenerlos.
Casi como objeto turístico y sin distinción de afiliaciones, el padre Pepe recibe a todos en La Cárcova. A la villa llegan los precandidatos que se llevan una foto a cambio de las promesas que dejan.
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