En pleno centro paulista y en la calle Comercial se encuentra el edificio de la Bolsa de Valores de São Paulo, más conocida como Bovespa. Es la séptima bolsa de valores más grande e importante en el mundo, y la primera en América Latina. Establecida el 23 de agosto de 1890 en la calle 15 de noviembre, fue una institución pública hasta 1996, cuando se estableció como una asociación civil.
El edificio, de arquitectura sofisticada y estilo neoclásico, está rodeado de los principales bancos y entidades financieras en Brasil. En su interior, el tráfico de gente es constante.
Algunos guardias de seguridad ordenan el ingreso de un grupo de estudiantes que llega para conocer las instalaciones. Un pasillo desembarca en donde ocurre la acción: lejos del imaginario colectivo, la postal es de bastante tranquilidad. Desde el 2008, las esquinas del centro de control ya no cuentan con la presencia de operadores frenéticos hablando por teléfono mientras siguen de cerca las pantallas del mercado. Con el avance de la tecnología, el seguimiento del Ibovespa, el índice de la Bolsa brasilena, se realiza digitalmente.
En efecto, en el medio de la sala hay un simulador de pantallas con una hilera de 6 computadores en donde se muestran los indicadores y la actividad bursátil. En estos días de campaña, las flechas rojas que muestran el descenso de la Bolsa han ganado terreno por el avance de la presidenta Dilma Rousseff en las encuestas de cara a la segunda vuelta de este domingo.
Retomando el tour por el Bovespa, la sala cuenta además con un espacio para conferencias, donde los analistas reciben a la prensa. En otro rincón del salón hay un lugar destinado a videos explicativos sobre el manejo de la Bolsa. De salida al predio principal, una cafetería alberga al personal del Bovespa, un punto de encuentro para leer las noticias.
Al final del recorrido, un museo relata la historia del mercado más grande de América. Allí hay también fotos de la inauguración del edificio, de la mano del creador de la Bolsa, Emilio Rangel Pestana.
