Lo digital está cambiando todo. Nuestras vidas y costumbres y por supuesto la educación, la industria y la salud. Algunos lo llaman la cuarta revolución industrial, y en el centro se encuentra el teléfono celular como medio principal de conectividad que permite ubicuidad, escala y alcance en todas las comunicaciones e interacciones digitales. El ecosistema móvil aportó a América Latina u$s 260.000 millones durante 2016 en valor económico (5% del PIB) y será cada vez más uno de los principales motores de la inversión y el crecimiento económico, la innovación y el desarrollo social de la región.

Durante la Conferencia Ministerial de la OMC en Buenos Aires, los líderes del mundo analizaron cómo fomentar inversiones en redes, plataformas y contenidos que garanticen nuestro futuro digital. Incluyendo a Argentina, 108 de los 164 miembros de la OMC han asumido compromisos para facilitar el comercio en los servicios de telecomunicaciones, como el derecho de establecer nuevas compañías, realizar inversiones extranjeras directas en empresas existentes y permitir la transmisión transfronteriza de datos.

Ya son muchos los gobiernos en todo el mundo que entienden cómo lo digital requiere de políticas públicas específicas que potencien su rol transformador de la producción y sea habilitadora de desarrollo e inclusión. Nuevos servicios conectados, como el internet de las cosas, 5G y la inteligencia artificial, serán fundamentales para la inserción de las PyMES en la nueva economía, y para generar nuevos empleos que reemplacen los que se pierdan. No podemos perder ese tren.

En Argentina, un marco digital con visión de futuro ante este contexto tan dinámico donde convergen todo tipo de servicios debería considerar los siguientes elementos:

- Maximizar los beneficios de la convergencia eliminando las barreras artificiales.

- Expandir la cobertura a través de la eliminación de barreras municipales.

- Mejorar la experiencia del usuario incentivando la competencia en calidad de servicio.

- Promover una reforma fiscal para la inclusión digital.

- Aprovechar al máximo un insumo clave como es el espectro radioeléctrico.

Hay que tener la cabeza bien abierta para lograr "una regulación a prueba de futuro" que no quede obsoleta al momento de acordarse y que contemple todo lo que va a venir, fomentando la innovación sin prohibirla. La oportunidad de contar con una nueva ley convergente es cada vez más acuciante, pero tenemos que hacerlo correctamente y evitar los errores del pasado.

No podemos tapar el sol con las manos respecto al avance tecnológico ni lo que quieren los usuarios para proteger intereses de nicho que perjudican en última instancia a todos. La nueva revolución digital debe encontrarnos preparados para que el ecosistema argentino maximice su potencial y permita que los beneficios de la conectividad alcancen a todos los ciudadanos y a todos los niveles de la economía.