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Se acerca fin de año y con ello el momento de hacer un balance de lo sucedido en materia económica durante este 2022. También delinear lo que se puede esperar para el próximo año y preguntarse qué puede acontecer más allá del 2023.
El INDEC publicó recientemente el informe de avance del nivel de actividad correspondiente al tercer trimestre de 2022. La economía argentina creció 5,9% en términos interanuales y 1,7% en términos desestacionalizados respecto al segundo trimestre del año. Por el lado de la demanda, el mayor incremento se observó en la formación bruta de capital fijo con 14,0% interanual, seguido por el consumo privado con 10,2%; mientras que sólo este último mostró un incremento trimestral, 1,4%, en términos desestacionalizados.

Sin embargo, para poder tener un panorama más preciso acerca de dónde está parada la economía argentina comparemos esta foto con algunos momentos clave de nuestro país. Si comparamos respecto a los meses previos al confinamiento, surge que en el tercer trimestre de este año la economía está 12,2% por encima de aquellos meses. Al comparar con el tercer trimestre del año 2019, recordemos que en agosto de aquel año se celebraron las paso que desestabilizaron la macroeconomía, la economía se encuentra 6,4% por encima de lo que se encontraba en dicho momento. Finalmente, respecto al mismo trimestre del año 2017, último año de cierta "normalidad" de nuestra economía, la economía está apenas 0,9% por encima.
En definitiva, nuestro país ha recuperado el nivel de actividad económica previo a la cuarentena, se encuentra bastante mejor que durante el tercer trimestre de 2019, pero está apenas por encima de los niveles de actividad económica alcanzados en el año 2017.
Esta foto presenta dos inconvenientes, contempla indicadores muy agregados y está muy alejada de la actualidad -quedando muy poco ya para finalizar el año- y es por eso que se analizan algunos indicadores que nos acercan más a nuestros días.
Uno de estos indicadores es el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE). El nivel de actividad económica en octubre (último disponible) mejoró en términos interanuales, pero cayó respecto al mes anterior. Este nivel de actividad económica es similar al de septiembre de 2017 -y algo mejor al de septiembre de 2013. Otro indicador son las exportaciones, las cuales muestran una desaceleración en términos interanuales a partir del segundo semestre del año (dando origen al plan dólar soja 1 y 2). Sin embargo, y a pesar de haber acumulado a noviembre 11.000 millones de dólares más respecto a los mismos 11 meses del año anterior, las importaciones aumentaron casi el doble (en gran medida por el aumento de importaciones de energía y su precio). Un indicador que muestra una panorámica bastante actual de la economía es la recaudación. En noviembre se observa una leve mejora en términos reales de aquellos impuestos relacionados con el consumo, la actividad económica, y el empleo; sin embargo, en el acumulado interanual no hay señales de recuperación, sobre todo del IVA DGI asociado al consumo, algo que se ve reforzado en las encuestas de supermercados y autoservicios mayoristas publicadas por el INDEC.
¿Cómo terminará 2022 y qué esperar para 2023?
Según los analistas que participan en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado por el BCRA, se espera un crecimiento real para 2022 de 5,3%. Un crecimiento modesto teniendo en cuenta que gran parte de este porcentaje es arrastre del crecimiento del año anterior. Asimismo, esperan una inflación cercana al 100%. Para el próximo año, la economía argentina apenas crecería y la inflación nuevamente rondaría el 100%. Algunos analistas apuntan incluso a una contracción de la economía y una inflación superando el 100%.
Por tratarse 2023 de un año eleccionario, cabe preguntarse si el gobierno nacional pondrá en marcha un "plan platita" para encender el motor del consumo y con ello tener algún tipo de chance electoral. Aunque este fuese el caso, y a pesar de la desaceleración mostrada por el IPC en noviembre, hoy no se ven medidas de fondo que permitan sostener esta desaceleración en los meses venideros. Por lo tanto, y al igual de lo ocurrido en este 2022, el año próximo los salarios volverán a correr por detrás de la inflación, impidiendo que el consumo se convierta en un motor de la economía.
Las exportaciones podrían ser un motor durante el 2023, pero dependerá de que el ritmo de crecimiento de éstas supere al de las importaciones para evitar que la falta de dólares impida el crecimiento, algo que se evidenció durante la segunda parte de este 2022 y que fue en parte revertido por los dos planes soja. La sequía, la multiplicidad de tipos de cambio, las trabas a las importaciones y la mayor salida de divisas para el pago de importaciones de una energía cada vez más cara frenarán el crecimiento.

Respecto a las inversiones, es de esperar que tampoco sean un motor de la economía argentina en el 2023. Difícilmente se lleven a cabo inversiones productivas en un año eleccionario, con una gestión que llega a su fin, y en donde los pilares institucionales han quedado debilitados.
¿...y más allá del 2023? Desafíos para el próximo Gobierno
Serán varios los desafíos para el próximo gobierno. En el frente externo, la desaceleración de la economía global y una inflación más alta a nivel mundial, a lo que hay que sumar la incertidumbre que genera la invasión rusa a Ucrania. En el frente interno, el nuevo gobierno deberá resolver cuestiones urgentes como el deterioro de indicadores socio-económicos (estancamiento de la economía, aceleración de la inflación, aumento de la pobreza, falta de empleo privado, desconfianza en la política, y el desánimo, entre otros) y cuestiones estructurales como la puesta en marcha de un plan de estabilización con reformas profundas, la construcción de instituciones creíbles, fijar reglas de juego claras y que sean respetadas. Sólo de esta forma logrará poner en marcha los motores de la economía, en especial las inversiones que son el motor genuino del crecimiento económico sostenido en el tiempo.













