Por un buen etiquetado frontal de alimentos

Sería una oportunidad poco aprovechada que un proyecto de Ley con un buen propósito genere más confusión que claridad en su aplicación. El proyecto de Ley de Etiquetado Frontal iguala productos de distinta composición nutricional, y eso podría interpretarse contrario a uno de los objetivos de la norma: empoderar al consumidor brindándole herramientas para tomar mejores decisiones de compra.

Imaginemos un ejemplo cotidiano: ir a un comercio, dirigirse a la góndola de panificados y querer elegir el alimento “más saludable . Allí nos encontraremos con que una galletita o pan integral tiene la misma cantidad de sellos que unas galletitas dulces. Otro ejemplo: hacer el mismo recorrido en el punto de venta, pero en este caso buscando una merienda. Un yogur natural tendrá tres sellos negros mientras que la gaseosa azucarada solo uno. Entonces, ¿cuál es la mejor elección para mi necesidad?

Cuando el diagnóstico no es el correcto (cargar las tintas sobre el consumo de alimentos envasados olvidando que lo realmente importante es el valor nutricional), las normas resultantes no son las más inteligentes.

Contar con buen etiquetado frontal es una urgencia en el contexto de alta obesidad y enfermedades crónicas. El proyecto de Ley se puede mejorar, haciéndolo consistente. Consistente con los objetivos propuestos y también con las guías alimentarias, llevando a la población un mensaje coherente: todos los alimentos que las guías promueven no deben desalentarse con sellos negros (excepto altos contenidos de nutrientes críticos, que no son los niveles de exceso que el proyecto de ley consagra).

El exceso en la ingesta de nutrientes críticos en nuestra población se concentra en pocos alimentos. Algunos son envasados y por lo tanto serán impactados por el etiquetado. Pero otros son productos frescos o sueltos (pan, facturas, mate dulce, exceso de carnes con mucha grasa, pizzas, sal agregada a las comidas) y quedarán excluidos.

Más aún, muchos productos envasados que tendrán sellos negros son en realidad productos muy nobles en su valor nutricional y necesarios para mejorar la calidad de dieta: verduras, frutas o pescados envasados, panificados o pastas integrales fuente de fibra, algunos quesos, algunos yogures, legumbres enlatadas. Todos ellos alimentos que las guías alimentarias alientan a consumir.

Es necesario y se puede legislar para que tengamos un buen etiquetado frontal de alimentos.

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