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Recuerdo con mucha alegría, la frase que mi papá repetía cuando volvía de visitar a su médico, más amigo que médico: "Me dijo que podía tomar medido, o sea, 1 copa, 3 copas, 1 botella, pero siempre medido". Definitivamente, lo que resultaba gracioso en aquellos tiempos, no tanto para mi mamá, hoy a la luz de las nuevas tendencias, suena disparatado.

Antes de continuar, quiero aclarar que, mientras escribo la nota, me inspiro con una copa y que no está en mis planes abandonar el placer que me regala el malbec y tantos otros vinos argentinos deliciosos. Pero es cierto, que luego de investigar un poco el tema, me encuentro con la sorpresa de que algo llamado "sobriedad curiosa" va en serio, muy en serio.

Desde luego, no pretendo dar consejos de salud, pero sí comentar algunas ideas acerca de la conducta de los nuevos consumidores y, sobre todo, del futuro del negocio de las bebidas sin alcohol.

Es que, así como fumar se volvió mucho menos glamoroso, y prácticamente no hay lugar habilitado para encender un cigarrillo; beber alcohol parece que va por el mismo camino.

Me refiero a una tendencia, mejor dicho, un movimiento que abraza a la gente que experimenta con la sobriedad por razones de salud, bienestar o, sencillamente, por curiosidad. Más que eso, representa un cambio en la forma en que las personas y las generaciones interactúan con el consumo de alcohol; básicamente, un estilo de vida en el que se bebe menos sin comprometerse necesariamente con la abstinencia total.

Sabemos que, según expertos y múltiples estudios, lo que importa es la cantidad que se bebe. Dicho así, moderar la ingesta puede mejorar la concentración y la memoria, el sueño, la energía y el control del peso. También puede ayudar a tener una piel más sana, un alivio de la depresión y la ansiedad, y algo no menor, disminuir los riesgos de enfermedades serias como el cáncer, la enfermedad hepática y el derrame cerebral.

Obviamente, que todo esto es bienvenido, por lo que no se sería tan malo practicar un rato esta tendencia sober-curious; quizás con el propósito de beber y disfrutar del vino, por muchos años, de ser posible toda la vida; sería como hacer del ejercicio de beber una carrera de regularidad.

Enero seco 2014

¿Pero, en qué momento se dejó de pensar que beber una copa de vino, no era un beneficio al menos para el alma? Algo de lo que sigo 100% convencida.

Al parecer,todo comenzó en 2014 con un reto llamado "Enero Seco". La organización benéfica Alcohol Change en el Reino Unido lanzó la campaña de salud pública "January Dry", que instó a tomar un mes de descanso y evitar el alcohol después de las comilonas navideñas. Sería lo que popularmente llamamos un détox.

Pero en verdad, la idea de "cero alcohol" surgió en 1942, cuando el gobierno finlandés lanzó la campaña "Enero Sobrio" y pidió a la población abstinencia, debido a la preocupación por el aumento del consumo durante su lucha contra la Unión Soviética. Setenta años más tarde, Alcohol Change UK registró el nombre y, desde entonces, con la ayuda de las redes sociales y pandemia de por medio, la popularidad de "Enero Seco" ha ido en aumento.

Lo cierto es que, por extraño que suene, detrás de esta campaña hay mucho más que una actitud que se reduce a un mes del año. Las bebidas sin alcohol están inundando el mercado; y ya no hablo de cervezas o vinos de bajo grado o sin alcohol, sino de whiskies o gines sin alcohol, y un universo de cócteles vírgenes que se apuntan en todas las barras. Algo está pasando.

Una cita no es una cita sin un coctel

En mi caso, la frase de Carrie Bradshaw, protagonista de la célebre serie "Sex and the city", caló hondo. Refleja la idea de que una cita no está completa sin ese toque de elegancia que representa un coctel, un Cosmopolitan en este caso.

Es que hubo un tiempo en que beber alcohol era un distintivo de madurez y sofisticación. Pero ahora, es sólo una de las muchas formas en que las personas pueden relajarse.

De hecho, muchos aceptan que la verdadera ventaja competitiva de estar sobrio, está en tener siempre la mente presente y activa. Esto es el famoso "stay hungry, stay foolish", dado que, en un mundo cada vez más acelerado, poder pensar con nitidez es un super poder y lo asocian a los beneficios de la productividad y la creatividad.

Sin embargo, para contra argumentar, digo que la creatividad y el alcohol han estado vinculados por mucho tiempo. El pintor holandés Vincent van Gogh, los escritores Oscar Wilde, Dorothy Parker o Truman Capote, son la prueba fehaciente de que, una copa puede ser el disparador de obras maravillosas.

Incluso, para cualquiera que salga por una cita, un after office o tenga una vida social entretenida, dejar el alcohol puede parecer casi imposible, pues la mayoría de los encuentros giran en torno a una copa de vino, y beber es un aspecto lúdico de nuestra cultura y estilo de vida.

Las cifras del 0.0

Pero los números son los números. La demanda de vinos y otras bebidas sin alcohol, va en aumento y las proyecciones sugieren un incremento sustancial de las ventas para los años venideros.

La cerveza sin alcohol, que ha sido pionera en este camino, es por mucho la alternativa sin alcohol más popular frente a las bebidas alcohólicas tradicionales. Prácticamente, ya no hay una marca global que no tenga su versión 0.0. La penetración en eventos deportivos es notable. Prueba de esto es que, en las últimas ediciones del Super Bowl, vieron en la pantalla una cerveza 0 como el gran auspiciante, increíble pero real.

En particular, para el mercado de vinos sin alcohol se prevé que se expanda hasta 2033, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 10%. Un estudio reciente develó que el valor del mercado actual de dos mil millones de dólares, está a punto de ascender a 5 mil millones de dólares dentro de este período de tiempo; y destacan a Estados Unidos y a Brasil como mercados fértiles para estos productos.

En Estados Unidos, marcas de vinos espumosos desalcoholizados, como French Bloom y Rosae N.0 de Domaine EdeM, o vinos tranquilos como Proxis Blanc Slate, Töst u Oddbird, son un éxito, entre tantas opciones que ya son muchas en el mercado de consumo más grande del mundo.

Es que ya no hay categoría de bebida que no haya sido influenciada por esta movida: vinos en todos sus estilos y colores, cervezas, sidras, y destilados. Es más, los últimos datos al 2024, revelan que el segmento de bebidas "sin alcohol", convoca más consumidores nuevos, que su contraparte de "bebidas con bajo contenido de alcohol".

En Argentina, la desalcoholización del vino es ahora una práctica enológica lícita, que se lleva a cabo mediante diferentes técnicas como la destilación, la evaporación o el uso de membranas separativas, todas tecnologías certificadas y ya aplicadas en el mundo. Con estas medidas, que adopta el INV, se impulsa la innovación, el desarrollo de nuevos productos que se adaptarán a las necesidades y preferencias del mercado.

Sobriedad intermitente

Mientras mi Generación X creció con la normalidad, incluso la incitación, a beber irresponsablemente, la Generación Z y sobre todo la Millennials, parecen ser increíblemente sensatas. Han rebautizado el "consumo responsable" como "curioso por la sobriedad" o la "sobriedad intermitente", que básicamente significa, tomarse un descanso de la bebida de vez en cuando.

Sugieren beber los fines de semana, dos veces por semana, sólo en agasajos como cumpleaños o bodas, o en ciertas ocasiones sí y en otras no, de manera ordenada y sostenida en el tiempo.

Por otro lado, la relación de los Millennials y la Generación Z con el alcohol, es muy diferente. Los investigadores estiman que esto podría deberse a una mayor conciencia de los riesgos para la salud, a los cambios en la forma en que pasan el tiempo libre y al inicio tardío en el consumo del alcohol.

Las redes sociales han desempeñado un papel enorme para que las generaciones más jóvenes beban menos. Se trata del universo donde se muestran y se dan a conocer, y estar ebrio en las selfies no da una buena imagen y muchos de sus modelos a seguir, modernos y famosos, no beben.

Digamos que no rechazan el alcohol por aburrimiento o por represión, sino porque quieren vivir cada momento, socializar y experimentar la realidad sin filtros, quieren, como Steve Jobs alguna vez dijo: "mantener el control de sus mentes y sus vidas".

Además, sin ser una experta en el tema, me animo a decir, que estas tendencias, surgen y se desarrollan con más fuerza, en aquellos mercados donde hay un consumo importante e histórico de bebidas de alto grado. Muy diferente es en países de tradición mediterránea como Italia, España, Francia, incluso Argentina, donde el vino (con mucho menos grado alcohólico), es la bebida social y natural de nuestra idiosincrasia que acompaña todas las comidas, los encuentros en familia y con amigos.

Finalmente, es bueno saber, que un consumo moderado es bienvenido y ha sido responsabilidad de la industria dejar claro ese mensaje desde hace mucho tiempo. Más allá de los rótulos que dan título a este y otros artículos, ser curioso y sobrio supone reflexionar y decidir acerca de que, cuanto y como bebemos; es construir una relación saludable con el alcohol, donde cada uno elige su détox, de acuerdo a sus preferencias y necesidades, siempre con la conciencia clara de que los excesos no ayudan.

Las bebidas sin o con bajo alcohol, llegaron para quedarse, son una solución para muchos consumidores y una alternativa para otros, pero también deben ser vistas como una oportunidad de negocios, sin duda, para las bodegas argentinas que se destacan por su espíritu innovador. Por estas buenas noticias, invito a brindar con 1, 2 o 3 copas de malbec, como decía mi papá, "medido, siempre medido".