

El movimiento Lula 2018 es una cortina de humo. El ex presidente está más preocupado, a corto plazo, con los rumbos de la política económica y la viabilidad que tendrá el nuevo gobierno de la presidenta Dilma Rousseff que con una eventual candidatura dentro de cuatro años.
El lanzamiento de su nombre, en la práctica, tiene como objetivo impedir que se precipite el debate por la sucesión dentro del Partido de los Trabajadores (PT), donde despuntan nombres como Aloizio Mercadante (jefe de la Casa Civil), el gobernador de Bahía, Jaques Wagner, el gobernador electo de Minas Gerais, Fernando Pimentel, y Fernando Haddad, el actual alcalde de San Pablo, en caso de que recupere su popularidad y logre su reelección en 2016.
Según fuentes consultadas por Valor, lo que a Lula le interesa ahora es tener una participación más efectiva en el segundo mandato de Dilma. Su intención es ayudarla, incluso porque no habrá ningún 2018 si el nuevo gobierno de la presidenta no fuera mejor que el primero.
El ex presidente de Brasil divulgó recientemente dos videos que exponen la estrategia para aliviar las presiones sobre Dilma en las preliminares del segundo mandato. En el primero, Lula rechazó una declaración de Aécio Neves, en la que el candidato opositor derrotado en las urnas el domingo decía que cabía a la presidenta Dilma unir al país, después de la dura disputa durante la campaña electoral. "Es una obligación de los partidos políticos, del candidato que perdió la elección, de los que no fueron al segundo turno y del movimiento social", dijo. "No se puede poner toda la responsabilidad en la presidenta".
En el segundo video, subido a YouTube, Lula afirmó que "el pueblo brasileño, con todas las divergencias, con todos sus votos diferentes, de una lección de política a los políticos".
Son tres las principales preocupaciones del grupo más próximo al ex presidente: la economía, el escándalo de Petrobras y la articulación de la mayoría para el gobierno en el Congreso, donde el líder del Partido del Movimiento Democrático (PMDB), Eduardo Cunha, está negociando con la oposición para disputar la presidencia de la Cámara de Diputados, contra lo que quiere el gobierno, inclusive el vicepresidente Michel Temer, que preside el PMDB. El PT tiene la bancada mayoritaria en la Cámara Baja y reivindica ese cargo.
Según interlocutores de Lula, las medidas económicas son urgentes y deberían darse señales a partir de noviembre. Consideran además que los cambios en el área económica no tienen que restringirse a la cartera que comanda Mantega, sino también profundizarse en las secretarías.
Existe el temor de que el escándalo de Petrobras contamine al gobierno de Dilma desde su inicio. Entre los aliados del ex presidente se defiende una solución inmediata en el comando de la estatal. Uno de los nombres sugeridos para sustituir a Graca Foster en la empresa fue el gobernador de Bahía, Wagner, un político con habilidad y capacidad para pacificar la compañía. Aunque Wagner cotiza también para quedarse en Brasilia en el llamado núcleo duro del gobierno, que se formará especialmente con políticos que tienen que dirigir el proceso de diálogo de la presidenta con el Congreso.
El nombre de Lula para 2018 fue lanzado dos veces por el presidente del PT, Rui Falcão. El ex presidente no dijo que sí, pero tampoco desestimó por completo la hipótesis. Mientras exista el Lula 2018, ningún otro nombre se aventuraría en el PT, incluso porque si el ex presidente no quisiera realmente ser candidato, sería un alfil electoral decisivo para cualquier postulante que indicara el partido.










