

Si el año pasado fue marcado por el inicio de grandes obras de generación de energía en Brasil, como las centrales de Belo Monte y Teles Pires, este año se dedicará, en buena parte, a los proyectos de líneas de transmisión.
En 2012 se concentra el mayor conjunto de licitaciones de redes de transmisión previstas para instalarse en el país hasta 2020. El volumen total de la red que se ofrecerá este año llega a 8.154 kilómetros de extensión.
Comparado a lo que se licitó anualmente en la última década, se trata del segundo mayor conjunto de obras de transmisión, solo detrás del total de 2008. Aquel año se contrataron 8.968 kilómetros de red, buena parte para erguir la línea del Madeira, que distribuirá la energía generada por las centrales de Jirau y Santo Antonio, en Porto Velho, Roraima.
El volumen de líneas a ser licitadas equivale a 8% de la red nacional actualmente en uso. La previsión, conforme el cronograma de la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel), es que más de 4.000 kilómetros de líneas de transmisión se liciten en este primer trimestre.
La segunda mitad de los proyectos se ofrecerá en el tercer trimestre. En la lista de las obras enlazadas a esas redes está la construcción de otras 20 subestaciones, utilizadas para la conversión y distribución de energía en el país.
Las inversiones en transmisión superarán, de lejos, el monto de R$ 2.000 millones aplicados durante el año pasado. De acuerdo con estimativas de la Empresa de Investigación Energética (EPE), el volumen de recursos deberá casi cuadruplicar, alcanzando a R$ 7.900 millones. En relación a las subestaciones, el salto será de R$ 1.600 millones el año pasado a R$ 4.500 millones en 2012. Este año estará realmente marcado por una fuerte ejecución de obras de transmisión, por los grandes proyectos de hidroeléctricas que están en curso, dijo el presidente de Aneel, Nelson Hubner.
Casi mitad de las licitaciones previstas para este año tienen la función de apoyar las centrales proyectadas o que están en construcción en el complejo del río Teles Pires, entre los estados de Mato Grosso y de Pará.
Según Hubner, un segundo bloque de obras se destina a la primera etapa de estructuras que apoyarán la distribución de energía que generará la hidroeléctrica de Belo Monte, en construcción en Pará, a partir de febrero de 2015.
Tenemos un gran conjunto de líneas de transmisión asociadas a Belo Monte, principalmente dedicadas a la intercomunicación de la central con las regiones Norte y Nordeste del país, comentó Hubner. Además, hay muchos refuerzos que se harán en el actual sistema de transmisión. Una segunda rueda de licitaciones para líneas de transmisión dedicadas a Belo Monte está prevista para 2015, porque la central solo estará en plena carga en 2019.
El gobierno cree que la oferta de las nuevas líneas de transmisión atraerá un mayor número de interesados en la subasta de esas obras. A final del año pasado, el ministerio de Medio Ambiente publicó una serie de ordenanzas que aceleran el licenciamiento ambiental de esos emprendimientos. Se decidió, por ejemplo, que aquellas líneas que no atraviesan áreas de protección ambiental o regiones ocupadas tengan el licenciamiento basado apenas en un Informe Ambiental Simplificado (RAS), y no más en un Informe de Impacto Ambiental (Rima), estudio mucho más complejo y, por eso, demorado.
El impacto en áreas indígenas también ganó definiciones más claras. Hasta el año pasado era preciso presentar informes antropológicos cada vez que una línea de transmisión pasara por la región de una aldea, sin importar la distancia que esa estructura tuviera del poblado. Situaciones con esa alejaban el interés de inversores. Llegamos a tener líneas, como ocurrió en Manaus, donde no apareció nadie para disputar el lote, por causa de esa complejidad ambiental, comentó Hubner. Esa condición fue revista. Con esos nuevos parámetros, esperamos tener más agilidad.










