Burocracia, estudios y proyectos mal elaborados, dificultades por la desapropiación y las licencias ambientales, corrupción, acciones judiciales y baja ejecución presupuestaria, son algunos elementos de la lista de problemas que impuso al Programa de Aceleración de Crecimiento (PAC) una verdadera carrera de obstáculos que comienza a provocar las primeras bajas en la gestión de la presidenta Dilma Rousseff.

Con prácticamente la mitad de su gobierno cumplido, Dilma tendrá que lidiar con el hecho de no contar con plazo suficiente para inaugurar una serie de emprendimientos millonarios, obras que inició el gobierno del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, durante la primera etapa del PAC, entre 2007 y 2010.

Dilma no podrá cortar la cinta en al menos cinco grandes emprendimientos, que totalizan inversiones por R$ 28.000 millones. Uno es un trecho de 500 km entre Caetité y Barreiras de la complicada construcción del Ferrocarril Oeste-Este (Fiol), en Bahía. Otro es el Complejo Petroquímico Comperj que en el escenario más optimista prorroga el plazo de entrega para octubre de 2016. Las obras de saneamiento de Vitória, en Espírito Santo, la urbanización de áreas que rodean las represas Billings y Guarapiranga en San Pablo y la instalación de un canal en el agreste Pernambucano completan la parte del emprendimiento cuya inauguración se espera hasta finales de 2014. Sin embargo, aumenta la posibilidad de que no se cumplan los plazos.

La entrega de otros 11 megaproyectos de infraestructura, que suman más de R$ 29.000 millones en inversiones, debería realizarse el último mes del gobierno de Rousseff.