

Han pasado cinco años desde los primeros casos de la pandemia, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue alertando sobre los riesgos asociados al COVID-19. Si bien las cifras actuales muestran una notable disminución en contagios y muertes, el SARS-CoV-2 continúa circulando en Estados Unidos y el mundo.
La OMS compartió que en 2023 se notificaron 3 millones de casos de coronavirus y 70.000 muertes, cifras significativamente menores a los 445 millones de contagios registrados en 2022. Según el portal El Progreso Salud, la alta capacidad de contagio y la persistencia del COVID largo son motivos de preocupación.
La evolución del COVID-19: contagios y riesgos persistentes
El virusSARS-CoV-2 ha evolucionado hacia variantes más contagiosas, pero menos graves, lo que lo acerca al comportamiento de enfermedades como la gripe. No obstante, sigue siendo peligroso para adultos mayores y personas con condiciones preexistentes.
Maria Van Kerkhove, experta de la OMS, destaca que el virus todavía circula ampliamente. Además, la OMS estima que la circulación real podría ser hasta 20 veces mayor que las cifras oficiales, según el análisis de aguas residuales.

Otra preocupación destacada es el COVID prolongado, que afecta aproximadamente al 6% de los casos graves y puede dañar órganos como el corazón, los pulmones y el cerebro, además de impactar la salud mental.
Síntomas a los cuales estar atentos:
- Fiebre y fatiga persistente.
- Dificultad para respirar o dolor en el pecho.
- Problemas de concentración o memoria, característicos del COVID largo.
Recomendaciones de la OMS cinco años después de la pandemia
Desde el inicio de la pandemia en diciembre de 2019, la OMS ha insistido en la importancia de la vacunación como medida clave para reducir hospitalizaciones y muertes. En la actualidad, las vacunas están diseñadas principalmente para proteger contra la subvariante JN.1, descendiente de ómicron.

La agencia de salud recomienda la inmunización periódica para mayores de 65 años y otros grupos vulnerables. Además, la OMS impulsa la firma de un tratado global contra pandemias para garantizar un acceso equitativo a vacunas, tratamientos y diagnósticos frente a futuros patógenos.











