

Por años, el verdadero corazón de la Luna fue un misterio para la ciencia. Ahora, una investigación internacional logró revelar lo que se esconde bajo la superficie de nuestro satélite, resolviendo un debate histórico y aportando pistas esenciales para entender el origen del sistema solar.
El avance, respaldado por la NASA y publicado en Nature, combina información de misiones espaciales y nuevos modelos láser. Sus resultados podrían transformar el conocimiento sobre cómo se formó la Luna y qué la hace tan parecida -o tan diferente- a la Tierra.

¿Qué descubrieron los científicos en el interior de la Luna?
El estudio confirmó que la Luna tiene un núcleo interno sólido, con características comparables a las del centro de la Tierra. Según los datos, este núcleo, de alta densidad y compuesto mayoritariamente de hierro, ocupa alrededor del 15% del radio lunar.
Además, la investigación reveló que el manto lunar sigue activo: los materiales más pesados tienden a descender y los más ligeros ascienden, un proceso clave para explicar la formación de zonas volcánicas y la distribución de minerales en la superficie.

¿Cómo lograron probar la existencia del núcleo sólido y qué implica?
El hallazgo fue posible gracias a la integración de tecnología avanzada: mediciones sísmicas, análisis gravitacionales y cambios detectados en la distancia entre la Tierra y la Luna permitieron construir un modelo preciso del interior lunar. Así se confirmó una hipótesis de la NASA planteada en 2011, que no contaba con evidencia definitiva.
Este descubrimiento no solo resuelve un enigma científico, sino que también da nuevas claves sobre la historia magnética de la Luna. Saber cómo funcionó y desapareció su campo magnético podría ayudar a descifrar los primeros pasos del sistema solar y a comprender mejor la evolución de planetas y satélites.











